La producción del conocimiento queer en
España desde una visión crítica bisexual
Nota: Artículo escrito en
masculino genérico desde un conocimiento situado. El término “España” en el
texto responde a una comunidad imaginaria a la cual se pueden adscribir o
distanciar diferentes subjetividades.
Empecé a estudiar Filosofía en la
Universidad Complutense de Madrid allí en 1998 después de haber estado un mes
de Inter Rail solo por toda Europa. La experiencia fue tan horrible que de ahí
decidí cambiarme a la UAM y finalmente irme de erasmus a Dinamarca.
El panorama educativo que me
encontré en la universidad española era de profesores que dictaban apuntes,
alumnos que no hacían casi preguntas en clase y que prácticamente sacaban las
asignaturas sin leer un libro, claro, a menos que fuese un libro escrito por el
profesor de turno que ese sí que había que leerlo pero, sobre todo, comprarlo.
Era como estar en la Universitas de
la Edad Media donde los ”comentarios a” – del profesor- eran quizá más
importantes que la obra original misma; y ojo con no estar de acuerdo con el profesor
porque entonces corrías el riesgo de catear. Si sabías seguir las normas del
juego pues se te retribuía con una buena nota, cosa que yo, en un primer momento,
quise aprovechar absorbido en toda esta dinámica.
Según iba a clase me daba cuenta
de que se juntaba un ambiente estudiantil donde la gente en vez de ir a clase,
muchas veces, se pasaba las horas haciendo otras cosas. Allí se hablaba de todo menos de filosofía
y muchas veces tenía la impresión de que la gente iba a la facultad para pasar
el tiempo, lo cual me molestaba porque no veía la pasión que yo sentía en otros,
al menos en quien me rodeaba en primero y segundo de carrera.
Cuando llegué a Dinamarca la
historia era totalmente diferente. Aquí la gente sí que hacía muchas preguntas
en clase, lo que decía el profesor no importaba tanto, es más, estaba bien visto
estar en desacuerdo con lo mismo y tuve la impresión de que la gente realmente
estudiaba una carrera porque le interesaba la carrera en cuestión y no por
hacer algo sin más. También hay que decir que en Dinamarca empieza la gente a
estudiar en la universidad a los 23 o 24 años, cuando en España muchas veces se
termina a esa edad. En Dinamarca te puedes independizar a los 17 o 18 años
mientras que en España eso es prácticamente imposible, más aún si quieres
continuar estudiando, lo cual puede determinar qué tipos de motivaciones se
tienen para estar en la universidad.
Además en Dinamarca, la nota de
corte de filosofía es una de las más altas de todas las carreas universitarias mientras
que en España es una de las más bajas, lo cual influye en el público que
atiende las aulas y claro, también tengo que reconocer que hay una gran
diferencia entre quien te encuentras en los primeros años de carrera y últimos.
En todo caso, me acuerdo que
yendo a la autónoma se veía claramente quien iba a la facultad de filosofía y
letras y quién a la de económicas ( que estaba al lado), mientras que en
Dinamarca mucha gente que va a la carrera de filosofía tiene indumentaria e
ideología de derechas, estando esto también relacionado con el tipo de filosofía
que se enseña aquí: analítico-positivista. El caso es que en Dinamarca no hay
carteles en las facultadas, manifestaciones o eventos críticos fuera de las
aulas o asociaciones estudiantiles como sí había en España y esto responde a
que las tradiciones pedagógicas son muy diferentes en un lugar y otro tanto por
el contenido formal, como el sujeto-objeto de aprendizaje así como en al
ambiente universitario y la situación histórico-político-social.
La forma de enseñar, aprender y
de compartir conocimiento en España está en un grado muy elevado marcada por lo
que se entiende como ”pedagogía instruccional”, que es un tipo de pedagogía
donde el docente elige los contenidos y el alumno es mero receptor pasivo cual
botella que es llenada de conocimiento. La evaluación se basa en medir el
conocimiento acumulado, generalmente en escalas numéricas. Ante este tipo de
corriente pedagógica donde le profesor habla y el alumno escucha tenemos la
pedagogía humanista que parte de las necesidades y tempus propio de los alumnos
y la pedagogía crítica cuyo objetivo no es enseñar el mundo tal y como es, sino proporcionar herramientas de cambio.
La pedagogía instruccional y el positivismo
tan patente en la educación española determinan las ideas que florecen en tal
sistema. Si vemos la situación desde una perspectiva histórica, podemos ver
que el krausismo, por ejemplo, en cuyo seno encontramos el proyecto de la
Institución Libre de Enseñanza, estuvo en gran medida basado en una
interpretación sesgada de la filosofía de Karl C. F. Kraus cuya reinterpretación
del alemán Heinrich Ahrens fue traducida por Navarro Zamorano al castellano y a
su vez reinterpretada por Julián Sánz del Río y por Francisco Ginés de los Ríos.
De la misma manera, podemos ver que Miguel de Unamuno se permite criticar la
filosofía de Nietzsche en su Del Sentimiento Trágico de la Vida, aun
reconociendo no haber leído en profundidad sus obras; parecidos errores
interpretativos de la obra nietscheana los vemos, por ejemplo, en la filosofía
de María Zambrano, por ejemplo en su Poesía y Filosofía. Esto no evita que
dentro del panorama filosófico español, el krausismo, Valle Inclán y Zambrano
sean referentes fundamentales y se creen estatuas y se nombren estaciones de trenes
en su nombre, todo pompa y nacionalismo más que otra cosa.
Uno de los problemas fundamentales
dentro del panorama educativo actual en España es que prácticamente nadie lee
en inglés, francés, italiano, alemán u otras lenguas, llamémosles “extranjeras”.
Todo pasa por el filtro de, sobre todo, el idioma castellano, sus traducciones
y la impronta que el traductor de turno decide poner. Hay diferentes libros de
filosofía como “la justicia y la política de la diferencia” de Iris Marion Young
o diferentes libros de Butler que en castellano pierden gran parte de su
significado original por no decir, por ejemplo, las obras de Kirkegaard donde
hay pasajes enteros inventados en su traducción castellana. La traducción al
castellano no sólo tiene un efecto en el qué se lee ( un refrito) sino el cuándo
se lee. Por ejemplo, a pesar de que Monique Wittiq escribió “el pensamiento
heterosexual” en 1980 en los últimos años he visto que a partir de su última
edición en castellano del 2010 han proliferado charlas y ( libros) sobre la
idea de que “las lesbianas no son mujeres”, todo esto 30 años de que Wittiq publicase
su libro y de una manera totalmente descontextualizada y muchas veces
promoviendo monosexismo.
Esto permite a las 4 personas que
traducen del inglés/francés ( o que ponen su nombre en la traducción) marcar un
poco el qué es la actualidad política dentro del colectivo LGTB y movimiento queer,
por no mencionar ya el caso de Paul Preciado que viviendo en Francia y
publicando mayoritariamente en francés se ha hecho el gurú de la teoría queer
en castellano, aunque no creo que en castellano hay teoría queer propiamiente
hablando; lo que ha escrito Preciado es más bien un sucedáneo de Derrida-Foucault-Butler
que cualquier persona un poco al día en filosofía continental puede ver que no
es tan subversivo a pesar de su forma y vocabulario. El caso es que en España
lo que se publica fuera del país y en otro idioma ( sobre todo si es otro
idioma colonialista y opresor) vale más que lo producido allí.
El caso es que en este panorama,
donde la gente lee en castellano cosas que otros interpretan, y que traducen
cuando creen conveniente pues también la gente se suele quedar con cuatro
frases decontextualizadas a partir de las cuales vertebra cierto “activismo” y
que como se repiten en charlas, asambleas o discusiones de tú a tú se van
reificando y reforzando cual dogma. Hay numerosos casos que podría nombrar
dentro del movimiento queer como el cómo se ha instrumentalizado la teoría
queer para fomentar el monosexismo y crear una identidad “transmaribollera”
hiper-identitaria definida en términos de culos, coños y demás términos, por lo
general, biologicistas y reduccionistas de la sexualidad humana, más propios de
la segunda ola del feminismo que de lo que se cuece ahora en otros lugares.
Sin embargo, creo que aquí – en este
blog- es importante mencionar los problemas que yo veo que ha hecho el
activismo bisexual, porque el blog trata de la bisexualidad y si me pongo a
escribir de las cagadas monosexistas, pues este texto tampoco acabaría.
El activismo bisexual celebra
cada 23 de septiembre el día de la bisexualidad. Por qué? Bueno, pues parece
ser que alguien ha oído que ese día se celebra en otros sitios del planeta ( o
sea EEUU) y es porque ese día nació Freud y una persona habrá tenido la
curiosidad de desinformarse en Wikipedia de que fue Freud quien inventó el
término bisexualidad y ya….. confeti y banderas, el activismo identitario en éxtasis:
Tenemos un día para reforzar nuestro SER colectivo, para BISIBILIZARNOS.
Total, que como un soniquete se
repite año tras años que en el 23 de setiembre se celebra el día de la
bisexualidad porque Freud blah blah blah. El caso es que no fue Freud el que empezó
a escribir sobre bisexualidad sino Wilhelm Fliess, que escribió sobre una
bisexualidad innata, termino que plagió Freud para basar su teoría
psicoanalítica donde la bisexualidad era un estado innato-latente pero nunca
algo presente salvo en personas con “hermafroditismo psíquico”. Freud basó gran
parte de su teoría psicoanalítica en el darwinismo y en la idea, iniciada por
Alekander Kovalevsky, de que el “hermafroditismo” ( concepto
científico-histórico) indicaba un lugar bajo en la escala evolutiva, como podemos
ver en el caso de las ascidias. A más evolución más monosexualidad según esta
gente y ,claro, la evolución es lineal, teleológica y fantástica, o sea un
calco de la historia monoteísta que entiende el tiempo en un progreso desde el
génesis al apocalipsis, para que luego antepongan ciencia-religión, cuando lo
primero suele ser una reproducción de los presupuestos de lo segundo.
La paciente sobre la cual Freud escribió
más sobre bisexualidad fue Dora. En su “tres ensayos sobre la teoría de la
bisexualidad” Freud intentó crear una teoría basada en la idea de que Dora
estaba enamorada de un tal Herr K ( señor K) , cuando en el fondo Dora estaba enamorada
de la mujer del tal Herr K, Frau K ( la señora K); pero nada, Freud empeñado
que la tal Dora estaba enamorada de Herr K lo cual hizo que su investigación en
este caso se fuese al garete. También las interpretaciones que hizo Freud sobre
los sueños, como el del hombre lobo de Odessa, estaban marcadas por un gran
grado de heterosexismo, machismo y monosexismo así como malentendidos por
doquier. Por ello, parece mentira que se celebre el 23 de septiembre el nacimiento
de Freud, una persona totalmente monosexista y que, por cierto, tampoco fue la
primera que habló de bisexualidad en absoluto, pero esto le da igual al
activismo identitario.
Hay un vínculo entre decir que la
bisexualidad es la atracción a “hombres y mujeres” y también es “hermafroditismo”.
Ambos términos problemáticos e intersexfóbicos, pero ahí está un poco su razón
de ser. La bisexualidad fue pensada como una representación psíquica de un
elemento somático “primitivo” como el de las ascidias de ahí que bisexualidad
hace referencia tanto a una materia como a una subjetividad. Pues bien, el
activismo bi normativo malinformado ha querido promover que en la RAE se quite
la definición de “hermafrodita” bajo el término bisexual porque es “errónea”. Bueno,
el activismo bi malinformado no, una asociación que no hace apenas activismo bi
crítico y busca figurar. El razonamiento de esta gente es que el término de la
RAE es bifóbico y habría que eliminarlo; pero claro, eliminando esa acepción se
erradica una parte de la historia del movimiento bisexual, su genealogía y las
incongruencias que residen en la base de toda identidad también en la incongruencia
propia del término heterodesignado “bisexual” que, como “homosexual”, tiene un
origen dentro de un discurso patológico. No opino que haya que lavar la imagen
de las etiquetas que usamos para identificarnos y menos aun cuando parten de un
discurso clínico y biologicista, sino desenmascarar todas las complejidades de
su genealogía, sobre todo si nos las vamos a reapropiar tenemos que hacerlo de una
manera informada.
Otro caso interesante es “la
definición de bisexualidad” que la gente suele repetir como un soniquete y de memoria,
es decir que “la bisexualidad es la atracción a uno o dos géneros, no
necesariamente a la vez ni con la misma intensidad….. “ zzzzz…..bueno, el caso
es que esta “definición” se le ocurrió a una tal Robyn Ochs y para cuyo libro “getting
bi” yo escribí un texto hace más de 10 años. No sé cómo llegó esta definición a
España, creo que hablamos de ella Elena, Xurxo y yo en el bicon de 2010 y decidimos “importarla”
porque en ese año tenía sentido. El caso es que poca gente activista bisexual se
preocupa en contextualizar esa “definición” y mucho menos en ver lo
problemática que es. Por ejemplo, tal definición pone la atracción a géneros en
el centro de la orientación sexual misma privilegiando y reproduciendo, de esta
manera, el paradigma monosexual que reduce la atracción a géneros. En las
jornadas desorientadas en abril del año pasado en Madrid se criticó esta
definición y lo hicieron activistas antimonosexistas, sin embargo para la mayor
parte de la gente esta definición es incuestionable como cuando la peña
monosexista va por ahí balando que “bisexualidad significa dos” como si fuese
una verdad así porque sí. Estas posturas más que revolucionarias y subversivas
tienen un carácter altamente dogmático y positivista ya que dan privilegio a
una autoridad que produce un pensamiento único y, además, parten de la premisa
de que las palabras reproducen una realidad unívoca que nos transciende.
Realmente todas estas cosas me
han llevado a cansarme cuando escribo en castellano, hay cada vez menos motivos
para expresarme en esta lengua, al menos desde una perspectiva política postestructuralista y
dado el contexto donde vivo, aunque haya gente con la que sí merezca la pena
debatir y discutir y aunque haya algunos pocos textos interesantes y originales
producidos en este idioma como los que veo en Reflexiones Degeneradas. El
problema es también que gran parte de los textos producidos en castellano ( véase
el fantástico – creo yo - blog de Lille Skvat) curiosamente llegan a tener un
impacto ( también en España) cuando son re-interpretados y publicados en
inglés. Por ejemplo, el “paraguas bisexual”, término que se le ocurrió a Lille
Skvat llegó a ser conocido, sobre todo, cuando S. Eisner lo plagió en inglés; y
claro, ya el activismo normativo bisexual en España hablando del paraguas
bisexual a bombo y platillo, mientras que Lille Skvat ya ha escrito que no le
gusta para nada ese término ya y encima ha habido bastantes críticas sobre el
mismo de gente pan y bi no normativa/anti identitaria. Incluso, para más inri, hubo hace poco un número del Journal of Bisexuality que trataba
específicamente del “paraguas bisexual” así como si hubiese surgido ex nihilo.
Conclusión: Como sigan así las
cosas nos van a quedar estructuras de poder para un buen rato, reproducidas por
gente que yendo de subversiva básicamente lo que hace es reforzarlas porque
nuestro subconsciente mismo viene determinado por ellas.
DCCD
Deconstruye-Critica-Crea-Destruye
DCCD
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