martes, 5 de marzo de 2019

Micromonoagresiones


Este texto trata de micromonoagresiones y de consejos específicos para reconocerlas. Va dirigido exclusivamente a personas plurisexuales/plurirrománticas.



 Plurifobia

Entiendo la plurifobia como una serie de prácticas discriminatorias hacia las personas desertoras del totalitarismo monosexual. Sobre el Totalitarismo escribió largo y tendido Hannah Arendt en su libro “los orígenes del Totalitarismo”, publicado en 1951. Para Harendt el Totalitarismo no es una simple tiranía o un despotismo sino una forma de dominación que nos enajena. Con el Totalitarismo desvanecemos para llegar a ser simples ejecutores de las prerrogativas del sistema totalitario. El Totalitarismo se expresa a través de una lógica certera, absoluta y fácilmente reconocible creando una visión fija del mundo que aunque sea ficticia es vista como coherente. El monosexismo es una forma de totalitarismo.

La lógica totalitarista al ser generalizada llega a ampararse en un sentido común que la blinda, pudiendo así permanecer incuestionada pese a su oscurantismo; siendo lo que permanezca fuera de la misma el problema que hay que erradicar. De allí se llega al terror total desde lugares de ejecución que pueden identificarse desde lo público hasta lo personal. Todo se convierte en un engranaje en el cual, como en época de la Inquisición, había una continua observancia y control de nuestras actividades, sueños, deseos y referencias existenciales.

Discriminación directa

La discriminación que la plurifobia ejerce a las personas desertoras del totalitarismo monosexual puede ser directa o indirecta. Por ejemplo, discriminación directa es, como su propio nombre indica, cuando directamente se atacan a las personas plurisexuales/plurirrománticas por hache o por be; como la tan usada aseveración de que “la bisexualidad es una fase”. El problema aquí no radica en que la bisexualidad sea una fase o no, sino en que una persona que no se identifica como bisexual, desde sus propias experiencias generaliza e impone una vivencia que no ha encarnizado. Como lo hace desde el totalitarismo monosexual esa frase se expresa sin ningún tipo de necesidad de ser justificada ya que es autoexplicativa. Es como una ley tallada en piedra.  Esta forma de comunicarse se conoce en la lingüística como lenguaje formulaico. El lenguaje formulaico se basa en el uso de “fórmulas” hilvanadas entre sí  en vez de razonamientos. En el lenguaje común usamos fórmulas continuamente. Según la RAE, una fórmula es una “expresión convenida, breve, precisa y exacta, con la que se dice una cosa o se realiza un acto social o de comunicación”. Con este  tipo de fórmulas interaccionamos diariamente entre nosotres y, al ser frases hechas, no requieren de una contestación o, al menos, de una contestación que se salga de ciertos esquemas preestablecidos. La fórmula de cortesía “qué tal?” es un ejemplo de ello. Ante la pregunta “qué tal?” no se espera en general una respuesta y cuando se da una respuesta suele ser es un simple “bien, gracias” para salir del paso; a menos que se hable con una persona conocida y se quiera entablar una conversación - entonces pasaríamos a otra forma de interactuación que requiere otra función del lenguaje donde entran en juego aspectos que no son estrictamente formales.

El lenguaje formulaico al usar palabras o secuencias de palabras que no han sido procesadas y que tienen una composición fija lleva en sí, en general, una función referencial que reduce al oyente del esfuerzo de digerir algo nuevo al apuntar a un marco general preestablecido. Ese marco viene dado por las estructuras en donde nos socializamos y que permanecen no solo incuestionadas sino que se ven reforzadas por este tipo de lenguaje. Un lenguaje formulaico plurífobo lo constituyen, por ende, frases como “la bisexualidad es una fase”, “las personas birrománticas no existen”, “las personas pansexuales no están realmente oprimidas” etc. El problema de fondo no está en lo que se dice sino en quién lo dice, desde que focus de locución y con qué intencionalidad. El lenguaje formulaico no está hecho para ser rebatido porque quien lo usa habla como si fuera un robot en modo autopiloto desde la convicción de que lo que dice es irrebatible. El monosexismo se suele expresar en este tipo de lenguaje.

Discriminación indirecta

Otro tipo de discriminación es la indirecta; se trata de una discriminación indirecta cuando la discriminación no es totalmente explícita pero aún así es lesiva. Este tipo de discriminación es el más comúnmente ejercida contra las personas plurisexuales/plurirrománticas. Aquí me refiero a pluri como un término que, por convenio, usamos para visibilizarnos ante ciertos privilegios que no poseemos y ante una opresión que sufrimos más que a una esencia.

Por ejemplo, que en el día internacional contra la homofobia, transfobia y bifobia del 17 de mayo, se desoyeran y ningunearan durante varios años a las personas bisexuales antes de que fueramos incluidas en el día alegando que no se nos discriminaba que “simplemente no éramos mencionadas” es un tipo evidente de bifobia indirecta. Bifobia que muchas personas hemos vivido encarnada y con pesar cuando hemos visto que se ha combatido la homofobia ejerciéndose simultáneamente esta bifobia y que hemos tenido que aguantarnos por el, mal llamado, bien común. Situaciones parecidas han vivido personas pansexuales/panrománticas cuando se ha desoído la panfobia bajo la excusa de que sería contraproducente para luchar contra la bifobia porque restaría ímpetu ante un problema común.

Opresión

De la discriminación o discriminaciones podemos pasar a la opresión que es de carácter sistémico y estructural; como la parte que no se ve del iceberg pero que controla los movimientos del mismo. La opresión tiene diferentes caras, a mí me gusta hacer referencia al texto de la fenomenóloga Iris Marion Young titulado “las cinco caras de la opresión”, teoría que desarrolló en su libro “la justicia y la política de la diferencia”, publicado en 1990. Según Young, cuando hablamos de opresión hemos de hacer referencia a sus diferentes caras para poder crear herramientas de lucha y una conciencia colectiva sobre lo que nos está pasando no simplemente como personas sino como colectivo subalternizado por unos mecanismos propios de una opresión, aunque funcionen interseccionalmente con mecanismos de otros tipos de opresiones.

Las cinco caras de la opresión según Young son explotación, violencia, marginación, desempoderamiento e imperialismo cultural, es decir, que te impongan desde fuera como has de ser y estar. Sobre esta teoría de Young publiqué hace casi diez años un texto aplicado a las vivencias de las personas bisexuales en el Journal of Bisexuality. Durante muchos años se ha quedado ahí la cosa en mis escritos: Hay una discriminación y opresión que vivimos y sobre la cual poco a poco hemos llegado a adquirir una autoconciencia pluri. Con motivo de que en dos semanas voy a coordinar una mesa de discusión y trabajo que hable sobre la situación de las personas bisexuales/birrománticas en ILGA a través de su historia como organización me he puesto a plantearme que si podríamos llegar a pensarnos y sentirnos desde un nivel micro en lugar de macro para entender más ese malestar que si bien parte de lo sistémico se materializa en lo anecdótico embadurnando nuestro día a día. Partiendo de la teoría de las técnicas de dominación sobre las que el psicólogo Ingjald Nissen en un primer momento y Harriet Holter y Berit Ås después desarrollaron  y sobre las cuales podeis leer aquí:


y aquí


he intentado escribir una lista no exhaustiva de 5 micromonoagresiones que pueden ser identificadas rápidamente y ante las cuales podemos mostrar resistencia inmediata siempre dependiendo de la coyuntura en la que nos encontremos.

Vayamos a ellas.

MICROMONOAGRESIONES (o cagadas monosexistas)

1)    Falacia Etimológica



En lógica, una falacia es un argumento que parece válido, pero que realmente  no lo es. Las falacias no siempre se comenten intencionadamente pero como son usadas como argumentos tienen el objetivo de persuadir. La falacia etimológica parte de la premisa de que una palabra tiene que tener el mismo significado y sentido que el que indica su etimología, cayendo en un anacronismo y negando la posibilidad de cambio y la importancia de la contextualización al fijar un significado. Por ejemplo, la palabra “diezmar” aunque originariamente significa “matar uno de cada diez”, sin embargo hoy en día no tiene ese significado. Por la misma regla de tres, cuando alguien te diga “la bisexualidad es binaria porque bi es dos” esta persona está haciendo uso de la falacia etimológica y por ende no está planteando un razonamiento válido desde un punto de vista lógico. 

2)    Falacia del Falso Dilema 




La falacia lógica del falso dilema parte de dos opciones como únicas posibles, cuando en realidad pueden existir más opciones que no han sido consideradas. Por ejemplo, cuando te dicen que elijas que tienes que ser o homosexual o heterosexual te están intentando llevar al huerto del falso dilema. Una forma de salir de este huerto sin que te caigan calabazas y pepinazos en la cabeza es teniendo en cuenta los dos tipos de disyunciones que hay en castellano en relación con el uso de la conjunción “o”.

La disyunción puede ser exclusiva si se se basa en el contraste entre opuestos. Un tipo de uso disyuntivo de la conjunción “o” es cuando preguntan si une bebé es “niño o niña” siendo sólo una respuesta válida al ser ambas mutuamente excluyentes, desde la perspectiva binaria que suelen tener las personas que hacen este tipo de preguntas. Pero también podemos ver ese enunciado desde otra perspectiva, desde la inclusión disyuntiva en la que ambos términos no se oponen entre sí sino que se complementan. Por ejemplo, cuando decimos “por las mañanas suelo tomar café o té”, no es que el té excluya al café o viceversa sino que ambos términos forman parte del criterio de verdad del enunciado de lo que se toma por las mañanas. Del mismo modo ante la pregunta de si “es niño o niña” valdría la respuesta “no” o “sí” si consideramos la disyunción como inclusiva. Cuando te pregunten si eres “homosexual o heterosexual” trata de entender la disyunción de esta manera, inclusiva, en vez de desde una perspectiva excluyente y así podrás responder simplemente con un “no” ante la misma.

3)    Heterodesignación 



Heterodesignación es un término que conozco del feminismo español y, en concreto, de Celia Amorós, que nos introdujo este término en su obra “hacia una crítica de la razón patriarcal” ( 1985), si bien la heterodesignación como concepto fue ya anteriormente desarrollado en francés por Simone de Beauvoir en su “segundo sexo”, publicado en 1949. La heterodesignación es un acto deíctico a través del cual se designa a alguien desde fuera de las vivencias y realidad propia de ese alguien que encarna de lo que se está hablando o teorizando. Cuando los españoles llegaron a Abya Yala empezaron a heterodesignar un mundo que, para ellos, no era nuevo sino reconocible y comprehensible en los repertorios interpretativos que tenían. Venezuela ( pequeña Venecia) se llamó así porque las personas que vivían en sus casas en el río Maracaibo les recordó a los conquistadores a Venecia; California se llamó así porque los conquistadores pensaban que allí vivía una tal Califia que era una califa con sus hordes ( Granada acababa de haber caído en manos cristianas unos meses ha) y todo el continente se llamó América, feminizándose el nombre del navegador Americo Vespucci y reforzando así el binomio conquistador= masculino, conquistada=femenino. Todas estas palabras se tratan de heterodesignaciones al haber sido impuestas desde fuera.

Cuando te empiezan a dar una definición de lo que es la bisexualidad o la pansexualidad no es simplemente una opinión es una  una imposición heterodesignada que no tienes porqué aguantar. Aquí entramos en temas de privilegios y de quién puede pronunciarse sobre un tema y quién debe callarse al respecto y escuchar (aunque no necesariamente preguntar lo que le venga en gana). La heterodesignación a las personas birrománticas/bisexuales o panrománticas/pansexuales suele ejercerse desde una proyección de las prerrogativas del paradigma monosexual a personas que no son monoxuales, cuya imposición es sentida como violenta. No tienes porqué aguantar que la visión que tenga una persona monosexual sobre ti te sea impuesta, tampoco tener que argumentar y discutir con esta persona si no te apetece. Bajo ninguna circunstancia es la responsabilidad de la persona oprimida el educar a la persona que ejerce la opresión

4)    Monosplaining (condescendencia monosexual)



Cuando alguien se marca un monosplaining es cuando no simplemente te va heterodesignando mientras a ti te va hirviendo cada vez más la sangre o tu nivel de ansiedad se dispara sino que encima te trata de explicar el porqué como si no lo supieras. Cuando una persona monosexual te viene con su monosplaining a explicarte temas bi o pan que te conciernen y afectan a ti personalmente le puedes decir que se lo puede ahorrar. Ten en cuenta que gran parte del monosplaining puede partir de personas reconocidas y que se consideran expertas por cuestiones académicas de tu vida, el por eso es menos monosplaining.

5)    Logocentrismo



El logocentrismo es un término desarrollado por Ludwig Klages que se basa en la obsesión de situar el centro de cualquier texto o discurso en el logos. Logos en Griego podría significar razón o palabra, mientras que Klages y más tarde Derrida centrarían su filosofía en la dimensión de “razón” del logocentrismo yo creo que también podría servirnos de utilidad hablar de logocentrismo en tanto que algo relativo a las palabras en sí. Para invalidar las experiencias de opresión de las personas plurisexuales se suele alegar que no hay un término peyorativo para bisexual o pansexual de la misma manera que lo hay para marica o bollera. Si leemos o escuchamos algo sobre monosexismo pues sabemos que su lógica se basa en una erradicación, y ciertamente aquello que se erradica no se puede mencionar permaneciendo inescrutablemente en el mundo de la inefabilidad. Entonces es obvio que no hay insultos para personas bisexuales/birrománticas y pansexuales/panrománticas aunque eso no quite que no haya una opresión, aunque se podría argumentar que biciose/a/o o indecise/o/a son insultos. El problema es que estos insultos no tienen tanta fuerza o especificad como maricón o bollera y de esa manera nos hacemos un flaco favor las personas pluri si intentamos echar un pulso a maricas o bolleras (monosexuales) en un terreno marcado por una agenda lineal monosexual; lo que hay que hacer desde mi punto de vista y experiencias es no seguir el juego al monosexismo y pararle los pies antes de que nos lleve a su terreno y nos acorrale porque en su terrero tenemos todo que perder.

Hay muchos más micromonoagresiones, de hecho he escrito una lista de 15 en un papel pero creo que lo dejo aquí porque creo que lo que quería transmitir ya lo he hecho. En lugar de establecer un decálogo sobre lo que es o no es una micromonoagresión espero que este texto ayude para que otras personas plurisexuales desde el compromiso de autodefensa individual y colectiva lleguen a sus propias conclusiones y elaboren sus propias herramientas de autoconciencia, empoderamiento y lucha.

Que no haya ninguna agresión monosexista sin respuesta es quizá una quimera, pero que no la haya sin autoconsciencia y postcuidados puede ser una realidad de cuya responsabilidad me quiero hacer partícipe a través de este texto.