Por Miguel Obradors
Transcripción al
Castellano de la ponencia realizada en BiReCon IV ( la cuarta conferencia
académica internacional sobre Bisexualidad).
Leeds, Gran
Bretaña, 31 julio 2014.
Transcripción al
Castellano
*Aviso de seguridad: Este texto
utiliza el masculino como genérico.
Buenos días a todo el mundo.
Me vais a perdonar que no haya elaborado una
power point como mis colegas, pero sé que mis pensamientos y posturas cambian
continuamente y después de todos los inputs que he recibido de las ponencias
anteriores pues os voy a improvisar una versión reelaborada de lo que tenía
planeado[1].
En primer lugar, me gustaría agradecer la
gran labor elaborada por Kaye en la coordinación de este BiRecon así como los
esfuerzos que tanto Meg John, Cristina, Helen y tantas otras personas habéis
hecho en el pasado para que juntos podamos celebrar estos BiReCon y así poder
intercambiar puntos de vista y
actualizarnos sobre otros estudios académicos elaborados dentro del campo de la
bisexualidad como disciplina académica.
Tenemos que tener siempre presente el hecho
de que las personas que investigamos sobre bisexualidad pertenecemos a una
comunidad epistémica amenazada.
Por ello, necesitamos superar nuestro
aislamiento y establecer puentes entre nosotros, y precisamente por eso resulta necesario
llegar a entendernos mutuamente y conocer nuestras respectivas necesidades,
deseos y experiencias de las cuales partimos.
A la sazón de lo cual hago referencia en
estos momentos al concepto de “Ecología
del Saber” elaborado por el sociólogo portugués, Boaventura de Soussa Santos.
La Ecología del Saber revaloriza las
epistemologías del mundo mayoritario o también llamadas epistemologías del sur,
estableciendo las condiciones de posibilidad por las cuales un diálogo basado
en el respeto y la reciprocidad entre las epistemologías del sur y las
epistemologías del norte, o del mundo minoritario, puede ser llevado a cabo.
En la estela de esta idea, de este sentir,
quiero que me acompañéis durante los breves minutos que dispongo a
continuación.
Como podéis oír, hablo con acento foráneo,
soy una voz del sur. En España, que es mi lugar de origen, utilizamos, en
algunas ocasiones, otro vocabulario diferente al utilizado en el Reino Unido al
hacer referencia a la bisexualidad. Por ejemplo, en España utilizamos substancialmente
en mayor medida el término “monosexismo” que en el Reino Unido, pero también
que en la mayoría de la Europa
continental donde existen lugares, como por ejemplo Escandinavia, donde tal
término es prácticamente desconocido, salvo en círculos muy reducidos.
No sólo en España utilizamos bastante el
término monosexismo, sino que también en otros países hermanos de habla
castellana como por ejemplo, Argentina, donde nuestras compañeras y compañeros de
esas latitudes desarrollan un activismo crítico que es referente ineludible para
todo el mundo hispanohablante.
También en España utilizamos otros términos
que son menos utilizados en Europa continental así como en el Reino Unido como,
por ejemplo, pansexualidad, polysexualidad, omnisexualidad, skoliosexualidad o
plurisexualidad.
Nuestros idiomas son diferentes, nuestras
circunstancias políticas, sociales, culturales, económicas e históricas son
diferentes y, en consecuencia, nuestra manera de entender nuestra diversidad
afectivo sexual también es diferente.
En esta ponencia hablo como investigador pero
también como activista. Estoy co-editando un libro sobre no monosexualidades
que se va a publicar en Castellano. En él participan muchas personas del mundo
hispanohablante, pero también hay personas aquí presentes como por ejemplo, Meg
John y Christian que estáis contribuyendo como investigadores externos en el
mismo con contribuciones muy innovadoras[2].
Mi colega Isabel, aquí presente también, ha elaborado igualmente un capítulo
muy interesante para el libro que nos hace replantear ciertos esquemas epistemológicos
que damos por hecho, esos esquemas tan aferrados al concepto de lebenswelt
Husserliano.
A continuación, os voy a presentar mi propio
capítulo donde planteo una nueva aproximación al problema del monosexismo. Una
aproximación desde fundamentos onto-epistemológicos postestructuralistas en la línea de la
ponencia de Helen, pero también dentro de una tradición importante dentro de
estudios sobre bisexualidad como, por ejemplo, aquella que señala la obra
referencial “espacios bisexuales” de Claire Hemmings.
Permitidme expresaros mis dudas y recelo
acerca de las bases sobre las cuales está construida la política identitaria
bisexual. Si tenemos como referencia los estudios feministas veremos que hay
corrientes feministas que cuestionan tanto como sujeto como objeto del
feminismo el concepto “mujer”, poniendo en su lugar énfasis en el sexismo y la
opresión patriarcal. Una mujer no es necesariamente feminista y el feminismo no
concierne exclusivamente a las mujeres ni la opresión patriarcal ni el sexismo
afecta exclusivamente a las mujeres. Por analogía, quiero enfatizar que no por
ser bisexual se deja necesariamente de ser bífobo o reproducir planteamientos o
formas de pensar y sentir monosexistas. Una cosa es ser bisexual y otra muy
distinta, activista crítico bisexual, el monosexismo nos transciende y
constriñe a todos, aunque ciertamente privilegia a algunos. Tiene ese doble
rasero. Por ello, los estudios sobre bisexualidad, como todo los estudios
críticos, nos adentran en un terreno equívoco donde contradicciones, paradojas
e, incluso, enfrentamientos fluctúan.
Por todas estas complicaciones que he
esbozado entiendo que es importante entender el monosexismo desde una
perspectiva de interseccionalidad. Hago aquí una referencia directa a los
puntos al respecto que Helen ha mencionado en su ponencia anteriormente, pero también
a la idea de transversalidad.
¿ Qué es el
monosexismo?
Como dice Siri Eisner en “notas para una
revolución bisexual”, el monosexismo no es una cuestión meramente personal sino
estructural. Y aquí nos podemos adentrar de lleno en las diferencias entre una
política liberal bisexual y una política revolucionaria, las cuales no voy a
tratar en estos momentos.
No es lo mismo el monosexismo que la bifobia.
Se podría decir que si la bifobia es la punta del iceberg, el monosexismo es su
base. Meg John, Cristina y Helen, si me
acuerdo bien, en el informe sobre bisexualidad decís que la bifobia es un
comportamiento, actitud o una emoción contra las personas bisexuales[3].
Estoy de acuerdo con tal definición como definición de bifobia, pero el
monosexismo es otra cosa. El monosexismo tampoco depende del heterosexismo o es
derivación del mismo, como he visto en numerosos textos en el JoB ( Journal of
Bisexuality). Si el heterosexismo supone una jerarquización ontológica entre
las dos monosexualidades el monosexismo implica una negación ontológica de toda
sexualidad no binaria. Esto no quiere decir que el monosexismo y el
heterosexismo puedan actuar interseccionalmente, de hecho lo hacen en la
mayoría de los casos.
Si os viene in mente el modelo de la zona del
ser y la zona del no-ser de Fanon pues la bisexualidad está completamente fuera
de ese modelo, es impensable. La bisexualidad está allende de lo que llama
Boaventura de Soussa Santos “la línea abisal”, es decir, la bisexualidad no
existe, a eso es lo que me refiero cuando subrayo la negación ontológica de la
bisexualidad. Kenji Yoshino hizo en su obra una alusión al contrato
epistemológico de negación epistemológica de la bisexualidad. Yo creo que ese
contrato va más allá, va a una negación ontológica.
En base a esta idea podemos entender todos
los prejuicios bífobos que proliferan por ahí. Por ejemplo, si la bisexualidad
no existe entonces, necesariamente una persona que se declara bisexual está
confusa deambulando de una monosexualidad a otra, o está en una fase, yendo de
una monosexualidad a otra o es promiscua saltando de una monosexualidad a otra.
No obstante, en la base de estos prejuicios lo que palpita cual magma es un
sustrato que apunta a esa negación ontológica de la bisexualidad a la cual he
hecho referencia.
El reducir el monosexismo a actitudes o
prejuicios personales resulta altamente engañoso. Es engañoso porque no tiene
en cuenta toda la complejidad de la opresión monosexista, es engañoso porque
entiende de una manera muy simplificada como el poder actúa, es engañoso porque
psicologiza y personifica las actitudes discriminatorias y es, en definitiva, ,
engañoso porque no tiene en cuenta toda la opresión estructural que es ejercida
en las democracias occidentales de corte liberal, donde no solo el monosexismo
sino también el racismo, el capacitismo, o el sexismo, por citar unos cuantos
ejemplos, ploriferan de una manera estructural a través de nuestras normas,
valores, símbolos y demás aspectos tangibles e intangibles que estructuran la
sociedad.
¿ Por qué tiene el
monosexismo tanta fuerza?
Mi idea es que el monosexismo no es
intencional sino funcional o si lo preferís, operacional, como ha mencionado
anteriormente Isabel en su ponencia sobre las diferencias entre aquellas categorías
ontológicas y operacionales que usamos para acercarnos al mundo en el cual
existimos. Aquí podría introducir el concepto de Bordieu de “habitus” como estructura de la mente que se caracteriza por
un set de esquemas adquiridos, sensibilidades, disponibilidades y gustos que no
podemos controlar como agentes, pero quizá mejor no complicar mi hilo
argumentativo, aunque estaría bien retomar este punto en otro momento.
El filósofo José Ortega y Gasset, mencionó en
su obra “meditaciones del Quijote” que somos nosotros y nuestra circunstancia y
si no las salvamos a ella tampoco nos salvamos a nosotros. En ese texto, Ortega
y Gasset introdujo el concepto de intersubjetividad no necesariamente entendido
entre dos sujetos apriorísticamente atomizados sino entre un sujeto y una
comunidad y es que necesitamos esa comunidad para existir. Empero, si esa
comunidad nos niega ontológicamente ¿qué alternativas quedan?
Muchas personas bisexuales desarrollan lo que
du Bois llamó “doble conciencia”. Las personas que sufrimos las consecuencias
nefastas del monosexismo sabemos cómo somos leídas a través del monosexismo pero
también sabemos como nos leemos a nosotras mismas y que cómo nos leen y cómo
nos leemos no se corresponden en muchos casos a lo mismo. La “doble conciencia”
y el sentimiento nihilista de aislamiento que produce la misma es una de las causas principales de
las horrendas estadísticas sobre salud mental y tasa de suicidios que tienen
las personas bisexuales como indica el estudio sobre bisexualidad de BiUk y el
estudio sobre bisexualidad elaborado por la comisión de derechos humanos de San
Francisco.
¿ Cómo combatir el
monosexismo?
En los siguientes minutos me voy a centrar más en una praxis política que en un
análisis descriptivo, o si lo preferís normativo, del concepto de
monosexualidad a diferencia de mis palabras anteriores.
Baltasar Gracián en su Criticón nos introdujo
a todos el concepto de desengaño. “Des-engañarse” es un término de difícil
traducción al Inglés. Se podría traducir como “un-mislead yourself” o
“un-deceive yourself” de una manera aproximativa aunque no del todo correcta.
Para llegar a ser una persona, según Gracián, hemos de pasar por todo un periodo
de desengaño. Así, las personas bisexuales hemos de desengañarnos, deconstruir
y des-aprender muchas cosas para así poder entendernos desde nuevos parámetros,
desde parámetros que sean más posibilitadores y que nos ayuden a crecer y construir
de una manera diferente. Tenemos que luchar el engaño del monosexismo a través
del desengaño. El desengaño nos produce también un ansia existencial ya que las
bases sobre las cuales nuestra vida habían sido construidas se tambalean al
descolonizar nuestra mente. Por ello necesitamos de una comunidad que nos
apoye.
Muchas personas bisexuales buscan apoyo y
coordinan su activismo dentro de un contexto LGTB. Pero muchas de nosotras
tenemos experiencias dolorosas dentro del activismo LGTB que indican falta de
respeto y reconocimiento hacia nuestras
realidades. Tales experiencias también pueden estar entremezcladas con una
reafirmación personal y un sentimiento de felicidad, muchas veces el sabor que
nos deja en la boca el activismo en organizaciones LGTB es oximoronicamente agridulce.
Uno de los problemas principales del
activismo dentro de organizaciones LGTB es el de priorizar la discriminación
directa a la opresión simbólico-estructural. Muchas personas bisexuales
sufrimos opresión simbólico-estructural que resulta intangible y, por lo tanto,
no tenida en cuenta dentro del activismo LGTB.
Por otro lado, dentro del activismo LGTB
podemos ver que el referente principal es el heterosexismo, pero no hemos de
olvidarnos que el sexismo, el cisexismo y el monosexismo también son elementos fundamentales a tener
en cuenta dentro de una política crítica LGTB que tiene en cuenta y respeta a
todos los grupos minorizados que dice representar.
En la línea de la investigación actual de
Christian me gustaría hacer una referencia a las propuestas de Nancy Fraser
sobre una política del reconocimiento, sobre las cuales la ponencia de
Christian se va a basar. Dentro de una praxis política LGTB es importante tener
en cuenta que los recursos disponibles de una determinada asociación han de
redistribuirse equitativamente entre todos sus grupos. También es importante
que haya una representación equitativa de todas las realidades. Aquí me refiero a los conceptos de
redistribución y representación a los cuales se refiere Fraser.
Sin embargo, para llegar a esa redistribución
y representación a las que me estoy refiriendo es fundamental que haya un
reconocimiento. Si no hay un reconocimiento de la realidad de las personas
bisexuales, de la opresión que sufrimos o de nuestra existencia es difícil que
haya una redistribución de los recursos de una manera equitativa y es difícil
evitar la cosificación o el tokenismo, al cual vemos que son sometidas muchas
personas bisexuales. La cosificación o el tokenismo hace referencia a que
solamente de una manera simbólica se incluye a las personas bisexuales, más
bien en la línea de la farsa que de realizar cambios estructurales.
¿ Qué soluciones
podemos plantear?
Aquí es donde quiero volver a las palabras
con las que introduje esta ponencia y al espíritu sobre el cual la misma está
basada. Hemos de revalorizar las epistemologías del sur, las epistemologías del
mundo mayoritario, para romper con paradigmas y establecer nuevas reglas de
juego. Todos sabemos aquí que es difícil adoptar nuevas posturas de corte
epistemológico que difieren de aquellas que actualmente utilizamos. Por ello
soy consciente yo mismo que lo que planteo no está libre de retos, retos que
hemos de asumir como comunidad.
Por ejemplo, planteo que tengamos en cuenta
desde una perspectiva de reconocimiento el concepto africano de Ubuntu. Yo
existo porque tú existes. Yo existo a través de la comunidad, para así poner en
cuestión el discurseo liberal occidental de derechos humanos que parte del
modelo competitivo de derechos atomizables y la costumbre de interferir de
manera invasiva en la vida de otras personas que son subalternizadas en
relación a ciertas normas y estructuras de poder que reproducimos
inconscientemente. Si yo existo porque tú existes, tu existencia y el
reconocimiento de la misma por mi parte me enriquece y hace crecer y me hace
existir. He mencionado el término Ubunto pero también podría haber citado a
Lévinas, hay posibilidad de puente entre las diferentes tradiciones
epistemológicas del mundo. En relación con esta idea, se podría también
mencionar el concepto de Ummah de la filosofía islámica, el concepto de
comunidad basado en una solidaridad allende fronteras.
Pero no solo podemos aprender de nuevos
modelos de solidaridad o reconocimiento del mundo mayoritario, también podemos
aprender de sus formas de pensar, de entender el mundo de sus epistemologías.
Por ejemplo, podemos aprender de la lógica de la relacionalidad del mundo
andino, tan vinculada con la lógica difusa donde A puede ser B, de esta manera
poniendo en cuestión todo el entramado metafísico occidental basado en el
principio del tercero excluído como planteado por Aristóteles en su libro
séptimo de la metafísica. De la misma manera que menciono la lógica andina
también puedo mencionar la lógica india de los círculos catuskoti y tantas
otras.
Encima de todo esto podemos tener en cuenta
la idea aymara del “buen vivir” o Suma Qamaña, en contra del desarrollismo
teleológico bipolar y unidireccional en el cual nos ha sumergido la metafísica
occidental y del cual se alimenta tanto el monosexismo, o la idea de la
identidad Che’je o “manchada” en América en tanto que identidad híbrida que va
en contra del modelo institucional “mestizo” en el cual se ven combinadas dos
identidades yuxtapuestas que están en continua guerra. La identidad che’je
supone una convivencia orgánica y en harmonía supone una superación del
binarismo.
Tenemos mucho que aprender de otras escuelas
dentro de la teoría crítica como, por ejemplo, los estudios sobre el racismo y
la crítica a la hegemonía blanca, el feminismo, los estudios desarrollados
dentro de la teoría crip en contra del capacitismo y un largo etcétera. Es
importante que abramos nuestras puertas dentro de los estudios sobre bisexualidad
a otras formas de pensar, a otras formas de pensarnos e incluso, me atrevería a
decir, a otras formas de sentirnos en base a la idea que el filósofo vasco
Xabier Zuribi entendió como razón sentiente.
Razón y sentimiento, pero también es
importante que recordemos la fuerza de los sueños, de nuestras ilusiones, de
nuestras fantasías, en definitiva, de lo onírico y de lo imaginativo no
entendido como mera “mímesis” sino entendido como
einbildungskraft o fuerza creadora. Como dijo Diego Torres de
Villarroel, nuestros sueños pueden ser
fuente de aprendizaje. En base a esta idea, podemos tender un brazo al
ecofeminismo y su creencia en otros mundos, en otras utopías que no existen
necesariamente fuera de este mundo sino que pueden incluso ser su mismo motor. Y
en esa idea de utopía realmente es donde quiero acabar esta ponencia, concretamente
con la idea de hetero-topía , ese lugar diferente al cual pertenece la bisexualidad y el cual
estamos construyendo estos días como zona autónoma de libertad, concepto
interesantísimo que Helen ha comentado en su ponencia.
Estos días estamos haciendo realidad esa
utopía, una utopía que cobra toda su fuerza precisamente por algo que no hemos
de olvidar y a lo cual María Zambrano aludió en su gran obra Poesía y
Filosofía, en la cual la maestra nos enseña y no hemos de olvidar que toda la
fuerza de la utopía reside precisamente en su belleza y esa utopía la
construimos aquí todas las personas presentes embelleciéndola desde nuestra
diversidad.
Muchas gracias por vuestra atención[4].
Preguntas/comentarios
1) ¿Crees que sería útil entender lo que planteas desde una perspectiva
de continuum?
Respuesta:
No sé exactamente a lo que te refieres, ¿si es el entender la sexualidad
en la línea del pensamiento de Braidotti/Deleuze?[5]
El caso es que, como Isabel ya ha mencionado en su ponencia, podemos entender
las categorías que usamos como ontológicas u operacionales. Yo prefiero que las
entendamos como operacionales. Sí, podemos entender la bisexualidad dentro de
un continuum, ¿pero de qué continuum estamos hablando? Volvamos de nuevo a un
plano ontológico. Si en los extremos de ese continuum, tomemos como ejemplo el
modelo de Kindsey, situamos dos monosexualidades que percibimos como
incuestionables no estamos subvertiendo el monosexismo sino reeforzándolo. Yo
creo que si la idea de continuum es útil y nos sirve para entender algo, está
bien que la usemos, siempre con ojos críticos claro está, por ejemplo. No
obstante, creo que es importante que en el fondo recordemos que las categorías que
usamos no quieren decir nada fuera de los significados que nosotros queramos
adscribirles, son ficticias si me permites tal forma de calificarlas y aquí vuelvo
de nuevo a la ponencia de Isabel.
2) No estoy de acuerdo en la diferencia que haces entre heterosexismo y
monosexismo, para mí son interdependientes y no se pueden entender
separadamente.
Respuesta: Si quieres podemos hacer una
disputants sobre el tema[6].
Yo lo que creo es que el monosexismo implica una negación ontológica de todo
aquello que está fuera del pensamiento monosexual mientras que el heterosexismo
no supone esa negación ontológica necesariamente sino el privilegiar una
identidad sexual frente a otras. Por ejemplo, el pensamiento heterosexista no
niega a la homosexualidad pero la pone en la base de una escala jerarquizada.
No obstante, la postura que planteas es la mayoritaria dentro de los estudios
sobre bisexualidad y la mía la minoritaria, y soy consciente de ello. También
quisiera añadir que en la mayoría de los casos el heterosexismo y el
monosexismo se enmarañan, haciendo una bola que es difícil de deshilar, pero
ahí entramos en cuestiones de intersección más que interdependencia, creo yo.
3) ¿ Podrías explicar las diferencias en Castellano entre “ser” y “estar”
y sus implicaciones para entender la bisexualidad?
Respuesta: Sí, es un tema interesante e
importante, gracias. Generalizando, se podría decir que en Castellano,
“ser” se refiere a condiciones estables
o a una especie de esencia mientras que “estar” a condiciones temporales o a
una narrativa. Por ello mismo, desde una perspectiva monosexista la
monosexualidad está en el terreno del ser mientras que la bisexualidad en el
terreno de estar; todo ello alude a lo que he mencionado en mi ponencia sobre
la negación ontológica de la bisexualidad y la representación de la misma a
través de categorías monosexuales a fin de garantizar su “ser”. En ese sentido
la bisexualidad es una orientación sexual que adolece. El Castellano se difiere
de otras lenguas como, por ejemplo, las germánicas donde podemos ver que en el
alemán “ist”, el inglés, “is”, el danés “er” o el sueco “är” se refieren tanto a ser como a
estar, lo cual no pasa en lenguas latinas, aunque hay diferencias substanciales
entre las mismas también. ¿ En Italiano cómo es la cosa, Chiara?
Chiara: En Italiano es más o menos igual que
en Español, pero las diferencias entre ser y estar son menos marcadas.
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