jueves, 1 de octubre de 2015

SER BISEXUAL - ESTAR BISEXUAL ( por una fenomenología dele otre)



Hace unos años  me encontré en una librería un libro que me llamó mucho la atención por su título: “identidades asesinas” de Amin Maalouf. Si bien cuando lo empecé a hojear me di cuenta de que el libro trataba de otra cosa de la que me esperaba, la primera impresión que recibí al leer el título se me quedó grabada en la mente, el estómago y el corazón. “Identidades asesinas” eso era lo que me estaba pasando a mí exactamente, y súbitamente un sudor frío se apoderó de mi piel.


En esa época me identificaba como homosexual no tanto porque yo me creyera el cuento de caperucita de que fuese homosexual sino más bien de cara al público como manera de expresar mi situación de una manera clara y concisa: estaba en una relación con otro hombre. El leer el título de Amin Maalouf fue para mí como una especie de claro de bosque zambriano; es decir, ese momento en el que de repente todo cobra un inefable sentido y la existencia se ve avivada a través de un encuentro que no viene precedido por una búsqueda.

Y es que la identidad homosexual me estaba asesinando. Me estaba asesinando al enajenarme de mí mismo, al alienarme del mundo, al reducir mi yo a algo que ni sentía ni creía, al hacerme vivir según las expectativas de otras personas negligiendo mis propias necesidades y así a través de un efecto bola de nieve, la identidad homosexual me estaba transportando a un absurdo, a un absurdo que en sus momentos más totalizadores y en sus trechos más largos y sombríos devenía en nihilismo, en un profundo vacío existencial.

Ser y existir son dos conceptos diferentes. Se puede ser sin existir y se puede existir sin ser. Don Quijote existe pero no es mientras que muchxs seres vivientes somos sin existir. En otras palabras , se puede tener una existencia auténtica o una existencia inauténtica. La autenticidad, existencialmente hablando, hace referencia al grado en el que se es fiel a la propia personalidad, espíritu o carácter, pese a las presiones externas. La autenticidad es también condición necesaria para tener un proyecto de vida feliz y sostenible. El monosexismo que yo vivía me hacía tener una existencia inauténtica y fútil.

Muchas personas bisexuales experimentan lo que se llama “doble conciencia”, es decir el por un lado ser conscientes de cómo nosotras nos identificamos y por otro cómo la sociedad monosexista nos lee. Gestionar el cómo nos identificamos y el cómo somos leidas es un proceso por el cual tiene que pasar de por vida toda persona perteneciente a un grupo minorizado. Cuando una persona bisexual sufre aislamiento de la comunidad y se ve embadurnada en arenas movedizas monosexistas esta persona está en una situación de peligro real.

El conocer la palabra “bisexualidad” abrió un abanico de posibilidades para mí, entre otras cosas porque yo no conocía a nadie que se identificase como tal, lo cual me permitió identificarme con el término según mis propias necesidades y premisas. La bisexualidad era, en esos momentos, un concepto vacío. El identificarme como bisexual fue una manera de escaparme del binarismo monosexista, de abrazar una línea de fuga y, a través de ella, de volver a respirar a través de un ejercicio de introspección cartesiana. Volví a estar en armonía conmigo mismo, empecé a tener sentimiento de libertad.


El monosexismo está basado en una lógica que sólo reconoce dos valores de verdad: A y B. Tanto A como B corresponden a dos conjuntos uniformes, antagónicos, jerárquicamente estructurados e interdependientes, sin el uno no existe el otro. El monosexismo es un sistema que intenta abarcar holísticamente la realidad y con ella la plenitud de la existencia, el conocimiento, la belleza o la ética que han de ser explicadas según sus prerrogativas. En este tipo de lógica binaria, sobre la cual está basada el monosexismo, no hay cabida a un tercer conjunto. A lo sumo puede haber una intersección entre el conjunto A y el B. La bisexualidad, desde esta óptica, es una intersección.


Sin embargo, este tipo de lógica suele caer en la falacia del "tercero excluido" cuando en realidad hay más de dos valores de verdad. El café puede estar caliente o frío pero también templado.  ¿ Es templado un estado menos verdadero o menos legítimo que frío o caliente? El sistema monosexista establece las categorías fundamentales de nuestro pensamiento a través de las cuales inteligimos y estructuramos el mundo. Estas categorías son condiciones que el entendimiento requiere para reconocer, diferenciar y clasificar el mundo. Por ello, al igual que es imposible percibir a través de nuestros sentidos un hipercubo de cuatro dimensiones en nuestro espacio tridimensional es también imposible para una mente monosexista percibir la bisexualidad. La bisexualidad se vuelve, en consecuencia,  en concepto transcendente, en una utopía o en una amenaza del orden establecido al romper la dialéctica binaria normal-anormal para constituirse como concepto para-normal, paralelo y ajeno a este mundo.

Por eso, la lógica monosexista conlleva la erradicación existencial de las personas bisexuales, no existimos como conjunto y cuando somos una intersección somos una intersección rara, confusa, un sucedáneo, una mentira, una traición, un proceso o incluso una invasión, intrusión, deslealtad y contaminación de un conjunto en otro, de un régimen de verdad en otro.

En principio, la herramienta de la bisibilización  usada por activistas bisexuales es buena para luchar contra la erradicación existencial monosexista, para establecer sinergias y solidaridad entre activistas bis y para construir comunidad. Sin embargo, es importante plantearse los pros y los contras de toda estrategia política, también dentro del movimiento bisexual. Por ejemplo, ¿bajo qué circunstancias es conveniente bisibilizarse?

Una persona bisexual que quiere pedir asilo político por orientación sexual no debería bisibilizarse como bisexual si quiere acceder al asilo. Una mujer bisexual en una fiesta con machirulos sexistas no debería bisibilizarse como bisexual si quiere evitar acoso sexual por hipersexualización. Un hombre bisexual que quiere contacto íntimo con otros hombres, mujeres o personas de otros sexos no debería, en determinadas ocasiones, bisibilizarse como bisexual si quiere llegar a tener dicho contacto, véase grindr, blendr, tindr etc. Una persona transexual bisexual no debería decir que es bisexual en determinados contextos cuando las autoridades le preguntan por su orientación sexual ya que el no ser heterosexual puede bajar las posibilidades por las que esta persona pueda tener acceso a cambiar el sexo y el nombre de su tarjeta de identificación personal ( por ejemplo en Dinamarca). Una persona de género queer bisexual no debería decir que es bisexual en determinadas situaciones donde su orientación sexual sea leída como binaria y se le imponga colectivamente, una vez más, violencia sexo-genérica junto a la heterodesignación interseccional de etiquetas invasivas. Una persona bisexual con pocos recursos y con un contrato precario no debería decir que es bisexual si ello implica que pueda ser despedida de su lugar de trabajo sin ningún amparo, y la lista podría continuar. Estos ejemplos ni son absolutos ni agotan las posibilidades de escenarios y tienen todos ellos tanto una base estructural como circunstancial. Tampoco quiero decir que las situaciones anteriores sean justas o moralmente justificables o que no haya que plantearles una respuesta contundente; lo que quiero decir es que cada unx de nosotrxs tendrá que tener en cuenta donde se bisibiliza y porqué ya que en un mundo estructurado y dominado por el monosexismo la posibilidad de sufrir violencia como persona no-monosexual es bastante alta en determinadas ocasiones. La bisibilidad no es siempre un acto seguro para nuestra integridad personal; muchas veces el que una persona bisexual pueda bisibilizarse no depende tanto del heroísmo o coraje propios de la persona sino de los privilegios que esta persona tenga. Por regla general cuantos más privilegios se tengan más fácil será bisibilizarse y cuantos menos privilegios se tengan más difícil será bisibilizarse, aunque también habrá que añadir otras variables para no reducirlo todo, una vez más, a una lógica simplista. En todo caso, creo que es preciso entender el monosexismo interseccionalmente en relación con otras estructuras de poder para así poder desarrollar estrategias políticas adecuadas que tengan en cuenta la complejidad de los mecanismos y dispositivos de poder y los procesos por los cuales se retroalimentan.

Otro problema que veo dentro del activismo bisexual no es tanto quién se bisibiliza o en base a qué privilegios se bisibiliza sino el porqué se bisibiliza. Hoy en día, es mi parecer, que el activismo bisexual está fuertemente empañado por una agenda identitaria en la cual la identidad bi se reivindica con orgullo y fuerza sin mucha más reflexión. Según mi experiencia, esto no fue el caso hace unos años, donde sentí una mayor prespectiva crítica y un mayor diálogo multipolar por parte de diverses activistas gracias, entre otros motivos, al tipo de espacios facilitados por las personas que, entonces, tomaron responsabilidad para crearlos; aquí estoy hablando de mi realidad cercana. Si bien entiendo y muestro mi solidaridad ante los actos recientes del 23 de Septiembre por la bisibilidad bisexual siento que la identidad bisexual se está volviendo una identidad asesina para mí. La animadversión que sentí en su día hacia la etiqueta homosexual es la que empiezo a sentir últimamente hacia la etiqueta bisexual. En vez de ser una identidad usada para aproximarnos y entender la realidad como fue hace unos años hoy en día, por diferentes motivos, se ha convertido en la realidad misma. Una realidad que llevamos con nosotrxs de una manera innata y esencial y que hay que bisibilizar, como una especie de noúmeno kantiano. Por ello gran parte del activismo bisexual hoy en día combina la falta de espíritu crítico frente a determinados presupuestos en los cuales está basado el mismo y los cuales devienen en dogma con objetivos netamente prácticos que puedan ser visualizados, medidos y registrados.

Para mi la bisexualidad reflexionándolo bien y siendo fiel a mis sentimientos no tiene nada que ver con algo innato o algo que yo “soy”. ¿ Por qué tiene que ser la verdad última algo siempre estático y no algo en movimiento o en perpetuo cambio? Lo que para mi cobra sentido realmente es el “estar bisexual”, el estar con amantes, el estar con personas que quiero, el estar cuestionando normas, el estar aquí y ahora, ese estar que considero principio ontológico de mi existencia al contrario de ese ser que es inmóvil, absolutista, axiomático, monológico y totalizador. No quiero ser bisexual según una agenda apalabrada y acordada y que considero ajena a mis necesidades principales, quiero estar bisexual para poder habitar este mundo.

El problema que veo unido al activismo bisexual desde esta perspectiva que planteo es que no llega del todo a cuadrar. Desde una aproximación diacrónica podemos ver que las reivindicaciones de derechos hechas hoy en día tienen su origen en la revolución francesa y concretamente en la declaración de “los derechos del hombre y del ciudadano” - que ya en su día fue contestada por figuras como Olympe de Gouges. Estos derechos están planteados desde una perspectiva individualista donde cada sujeto es portador de ciertos derechos inalienables por contrato social o por nacimiento. ¿Pero qué pasa cuando el ser de ese individuo se desvanece? ¿ Cómo podemos hablar de esos derechos desde una perspectiva del estar? Entonces las estrategias a través de las cuales coordinamos nuestro activismo han de cambiar y necesitamos mirar a nuevos modelos normativos que les otorguen sentido y legitimidad. Por ejemplo, Karen Barad ha roto de una manera muy elocuente el binarismo existencia-conocimiento. Según Barad, somos lo que conocemos y conocemos según lo que somos, lo cual tiene mucho sentido a la hora de entender cómo el monosexismo funciona desde su lógica propia. Por otro lado si miramos a Emmanuel Lévinas, él reivindicó la figura del otro, del otro cuando está en conexión con el yo, del yo que se siente reflejado en el otro, del yo que se entiende a través del otro. Cuando el “otro” no es entendido de una manera individualista y atomizable cuando lo que se reivindica es el estar juntes y no el ser A o B, entonces se pueden abrir puertas a la solidaridad, al entendimiento y al respeto colectivo. Propuestas como las de Barad o Levinas rompen con el paradigma ético-político que prevalece y nos ayudan a ver nuestro yo de una manera más intersubjetiva, empática y relacional para superar el aislamiento existencial. Pero para ello creo que la comunidad bisexual ha de replantearse algunas verdades asumidas y emprender un proceso propio de deconstrucción ya que la lógica que alimenta al monosexismo está también, de cierta manera, en nuestras filas. 


Por ejemplo, la bandera bisexual diseñada por Michael Page en 1998 es, desde mi punto de vista, una bandera binaria cuyo diseño estuvo basada en los triángulos superpuestos que activistas bisexuales usaban con anterioridad.




Los colores lavanda, magenta y azul de la bandera bisexual han sido interpretados de diferentes maneras sin que Michael Page se haya pronunciado mucho al respecto. Mi interpretación es que Michael Page partía de una norma patriarcal en la que lo azul representaba la atracción hacia el “mismo género” ( él mismo siendo un varón cis), lo magenta hacia “el sexo opuesto” y el lavanda a la intersección de ambos deseos.  Por eso a las personas bis nos suele gustar más el lavanda y es el color con el que nos solemos bisibilizar. El tipo de lógica usado por Michael Page para diseñar la bandera bi responde al mismo tipo de lógica binaria sobre la cual el monosexismo está basado: dos conjuntos y una intersección. De igual manera que la oposición monosexual versus bisexual responde, una vez más, al mismo tipo de lógica binaria. Dentro de este sistema no hay cabida, por ejemplo, a más orientaciones sexuales que a dos, por lo cual las personas pansexuales necesariamente han de ser bisexuales si no son monosexuales.

Otro tema es el 23 de septiembre, día internacional de la bisibilidad bisexual,  donde se celebra la bisibilidad bisexual porque es cuando nació Freud que fue la primera persona que habló sobre bisexualidad, propiamente dicho. Pero es qué ¿ se puede hablar de bisexualidad antes de que el discurso clínico empezase a patologizar a las personas bisexuales y heterodesignarlas como tales? Para Freud la bisexualidad era una orientación sexual que carecía de un desarrollo completo siendo un puente hacia la heterosexualidad ( desarrollo sano) o la homosexualidad ( desarrollo insalubre). Antes de Freud hubo personas como Kraft Eibing que hablaron del hermafroditismo psíquico refiriéndose a lo que hoy entendemos por bisexualidad, ¿ también habría que celebrar su nacimiento?

Con esto no quiero  decir que las personas bisexuales hayan resignificado hábilmente los símbolos, los términos y las fechas con los cuales se identifican y que no es más, que una estrategia del monosexismo, el insistir que la bisexualidad en sí es binaria y que las personas bis no existen.

Con este texto no quiero tampoco imponer mi interpretación sobre que es la bisexualidad ni desligitimar un movimiento político que tiene su propia raison d’être, sino que deseo poner en perspectiva e ilustrar que las estructuras de poder como el sexismo, el monosexismo, el racismo y tantas otras nos preceden y forman una madeja abstracta a  través de la cual, inconscientemente, damos sentido y significado al mundo y no lo contrario. Por ello es necesario un activismo crítico. Somos seres-en-el-mundo y no por ser bisexuales quiere decir que nos zafemos como por arte de birlibirloque del monosexismo, al igual que el monosexismo no es intencionado en la mayoría de los casos sino que es relacional, simbólico e intangible desde un punto de vista cuantitativo; aquellas personas que ejercen opresión monosexista en muchos de los casos no saben que la están ejerciendo lo cual, aunque tampoco excusa sus actos, sí nos que puede hacer pensar posibles respuestas ante situaciones de violencia específicas.


Pienso que la comunidad bisexual a través de un estamos y teniendo en cuenta la realidad propia y conjunta de todes nosotres no de una manera apriorística como una esencia que nos precede identitariamente sino como una realidad construida, plural y en continuo cambio orgánico en su dialéctica propia con el monosexismo y otras estructuras de poder, podemos coordinar estrategias útiles y eficaces contra el mismo. Pero es importante el pensarse qué tipo de estrategias y su porqué ético-político así como sobre qué premisas están basadas de tal manera que repercutan en la felicidad y emancipación de las personas y no en un nuevo sistema asfixiante y totalizador que reafirme otras estructuras de poder y que, en última instancia, se vuelva en una nueva identidad asesina.

sábado, 18 de julio de 2015

Todos somos personas


Últimamente he oído en diferentes ocasiones la afirmación “todos somos personas” para referirse a que, independientemente de nuestra orientación sexual, género, raza o los procesos por los cuales tales categorías son asignadas
a nuestros cuerpos y subjetividades hay un denominador común entre nosotres que es el de humanidad.
 La idea de que “todos somos personas” como un referente positivo puede responder a diferentes raisons d´être. Por un lado puede partir de una idea religiosa de que todas las personas somos hijas de una deidad y amadas igualmente por la misma. De ahí se deriva el concepto religioso de agape o Ummah o de cariño u amor al projime. Otra segunda posibilidad puede ser el humanismo secular y su consecuente racionalismo no teista como el que imperó en el pensamiento ilustrado de inspiración cartesiana. Tal tradición defiende que lo que nos iguala realmente a las personas es nuestro intelecto o res cogitans; mientras que la res extensa,  es decir todo lo que tiene que ver con la raza, el género, la diversidad funcional u otras categorías llamémosles contingentes es secundario y nunca puede ser usado legítimamente como justificación para establecer una jerarquía de valor entre las personas.
 La idea de que “todos somos personas” se consolidó de una manera positiva, es decir, se codificó en derechos civiles y políticos en la revolución francesa e inglesa y en la declaración de la independencia de los estados unidos y de los diferentes estados de Abya Yala/América durante el siglo XVIII y sirvió como referente para elaborar las constituciones de los estados europeos que abandonaron el absolutismo o adquirieron su independencia o reintegración en el siglo XIX. El mismo proceso ocurrió en los procesos de decolonización del siglo XX y XXI aún más influenciados por la Declaración Universal de los Derechos Humanos redactada tras las atrocidades de la segunda guerra mundial bajo el marco de las naciones unidas.
 Teniendo en cuenta esta perspectiva diacrónica, me parece que aunque la afirmación “todos somos personas” sea bienintencionada, en un principio, considero que es importante entenderla dentro de una perspectiva crítica que tenga en cuenta los diferentes mecanismos genealógicos de poder subyacentes bajo la misma.
 Dentro de la filosofía existencialista el filósofo Frantz Fanon desarrolló un esquema en el que habló de una línea imaginaria en donde se dividía la zona del ser y la zona del no ser. Dentro de la zona del ser estaban las personas privilegiadas mientras que en la zona del no ser las personas oprimidas que eran deshumanizadas, en concreto en la filosofía de Fanon, por procesos de racialización. Antes de Fanon las filosofas ilustradas como Olympe de Gouge, Josefa Amar y Borbón o Mary Wolsstonescraft plantearon la pregunta de que si bien para ser un sujeto con plenitud de derechos la condición necesaria era la de ser persona la condición suficiente era la de ser varón con privilegios económicos, de ahí vino la consiguiente trampa de asimilar el término “humano” con el término “hombre” (ya que las mujeres no cumplían la condición bnecesaria y suficiente) que todavía perdura hasta nuestro tiempo. Por eso, ya en ese periodo huno textos como la “apología de las mujeres” de la almeriense Inés Joyes que hablaban de la separación conceptual entre sexo y género y los procesos constitutivos de los mismos y por ende, de la necesidad de hablar de personas como sujetos de derechos desde una perspectiva de emancipación social donde la felicidad fuese el horizonte común.
 Sin embargo, hoy en día el discurso que defiende la idea de “todos somos personas” es llevado a cabo por personas que tienen una idea no crítica ante ciertas estructuras de poder como, por ejemplo, el feminismo de la equidad de Camille Paglia que desde otras perspectivas feministas es entendido como “feminist backlash”, o una especie de feminismo reaccionario o hablando con más claridad machismo encubierto.
 El hablar de “personas” como sujetos portadores de derechos desde una perspectiva similar a la del feminismo de la equidad es defendido tambien por una corriente de la filosofía política que se llama liberalismo. Uno de sus mayores representantes es John Rawls que entiende que todos deberíamos ser individuos en igualdad plena de derechos.
 Sin embargo, cuando reducimos las personas a individuos atomizables estamos olvidando todos aquellos procesos intersubjetivos y colectivos que dan significado a aquellos repertorios interpretativos que usamos para entendernos y comunicarnos o, incluso, para cobrar una existencia en la mente de otras personas como sujetos que puedan ser inteligibles. Así, olvidando que en una sociedad estructurada por el poder hay personas que tienen privilegios y otras son oprimidas por diferentes normas y hegemonías que metonímicamente configuran sentidos comunes que son compartidos pero nunca discutidos ya que suponen un a priori axiomático e incuestionado, resulta un acto peligroso que no conduce a la emancipación o liberación sino a una subyugación encubierta.
 El decir “todos somos personas” hoy en día viene a decir que todes somos normales y que no hay que discriminar a las personas por el hecho de que todas somos en el fondo iguales ( personas). Esta idea a parte de imponer una norma en el concepto persona resulta altamente peligrosa porque presupone que el respeto y los derechos son ganados por la homogenidad y por un denominador común ( “persona”) en vez de por una diversidad y una pluralidad de subjetividades, cuerpos e identidades que han de ser respetados independientemente de su devenir antinormativo. Para ser respetade en un marco democrático de derechos no debería ser necesario tener conductas o subjetividades parecidas.
 También esta idea está basada en un claro concepto reduccionista de las “personas”, ya que son las personas aquellas que hacen guerras contra otras personas oprimen, violentan, discriminan y ejercen una amenaza también contra animales, plantas y Gaya, la tierra, nuestra casa común.
 Por todo ello creo que es importante saber diferenciar cuando se habla de una humanidad compartida para luchar contra la deshumanización de ciertas personas como hicieron las filosofas ilustradas o les filosofes existencialistas  y cuando se habla de una humanidad compartida para imponer un único modelo humano que asimila y oprime encubierto en máscaras. En efecto todos somos personas en un mundo dominado por el machismo, el monosexismo, el heterosexismo, el cisexismo y otros ismos y fobias, la cuestión que me resulta importante aquí no es si todos somos personas es si todes/todas/tod*s/todxs/tod_s somos respetades como personas en igualdad y plenitud de derechos y dignidad.
   

viernes, 14 de noviembre de 2014

Cristobal Colón y la Bisexualidad




Cuando Cristobal Colón llegó a Abya Yala con su  hueste de ladrones y criminales, eufemísticamente llamados “conquistadores”, no llegó a tierras totalmente extrañas para él. Ya en el imaginario europeo de entonces se hallaban una serie de islas y tierras míticas allende las columnas de Hércules pobladas por seres extraños. Estas geografías imaginarias y utópicas como la Atlántida, la isla de Brasil o la isla de San Brandano estaban pobladas por blemias, cinocéfalos, antropógafos, amazonas y demás seres que alimentaban todo un imaginario sobre lo quimérico y lo tenebroso que se encontraba al margen de lo conocido. De hecho, “Mare Tenebrosum” es como se denominaba a la masa de agua que hoy comprende el océano Atlántico ( llamado así por la Atlántida) y el Pacífico ( porque tan tenebroso, se dieron al final cuenta, de que realmente no era). Como dato curioso se podría también mencionar que un estado de Abya Yala hoy en día se llama Brasil (como la isla mítica) y la selva que se encuentra en gran parte de su territorio (y en el de otros estados) se denomina la “Amazonía”, donde se pensaba que vivían las amazonas y donde se creía que se encontraba “El Dorado”.

En las observaciones primeras de Cristobal Colón y Americo Vespuccio sobre Abya Yala y sus habitantes vemos referencias explícitas a la belleza natural de las gentes, al clima agradable y cálido, a la abundante naturaleza y al carácter sencillo de una gente desnuda y considerada primitiva que cumplía todos los requisitos relacionados con “el buen salvaje”.

“Ellos vinieron a la nao con almadías, que son hechas del pie de un árbol, como un barco luengo, y todo de un pedazo, y labrado muy a maravilla. Traían ovillos de algodón hilado y papagayos y azagayas y otras cositas que sería tedio de escribir, y todo daban por cualquier cosa que se los diese. Y yo estaba atento y trabajaba de saber si había oro, y vi que algunos de ellos traían un pedazuelo colgado en un agujero que tienen a la nariz” Cristobal Colón, 13 de Octubre 1492


Cristobal Colón tenía como texto de referencia en su camarote de la nao Santa María el “Libro de las Maravillas” de Jean de Mandeville que fue una especie de bestseller medieval. El libro de las maravillas era una especie de relato de viaje que narraba el encuentro de “cristianos” con seres oníricos y excéntricos en tierras míticas. Sin embargo, los relatos de viaje pueden remontarse a tiempos pretéritos en el seno mismo de una tradición consolidada, como podemos ver con el caso de los textos de la hispanorromana Egeria e incluso el Medea de Séneca donde se hace una referencia explícita a la Atlántida.



Lo  que quiero decir con esto es que lo que estaba bullendo en la cabeza de Cristobal Colón a través de su paso por el Mare Tenebrosum es lo que podemos entender como “umwelt” o presupuestos epistemológicos de comunicación y significación. Es decir,  antes de encontrarse a los habitantes de Abya Yala ya sabía Colón perfectamente lo que se iba a  topar. En consecuencia, al llegar a Abya Yala, muchos de sus prejuicios simplemente tuvieron que confirmarse como, por ejemplo, el que en esas tierras habitaban los míticos antropófagos, llamados "caríbales" o “caníbales” porque habitaban en el Caribe, otro nombre que también ha quedado para la posteridad.


Edward Said denominó “orientalismo” al discurso que heterodesigna al otro/otra/otre a través de un ejercicio de imposición, reestructuracióin y resignificación . El “oriente” con todo su oro, incienso, loto y exotismo no es más que una invención de Occidente siendo la relación entre Oriente y Occidente de índole vertical marcada por la dominación y el poder a partir de los presupuestos exclusivos y totalizadores de Occidente. Aquí se ha de entender Oriente u Occidente no como categorías geográficas sino como categorías epistemológicas. De esta manera las “Indias Occidentales” estarían bajo el imaginario de lo que se entendería como Oriente, creencia que llevó Colón, sin cuestionarse para nada, a su tumba.


Gran parte de la historiografía contemporánea española ve la colonización de Abya Yala a través de un óptica que entiende que el proceso estuvo basado en la armonía y el respeto en comparación con los horrores llevados a cabo por los británicos donde el genocidio fue uno de los objetivos principales. 




Esta falta de autocrítica ha sido parte del ojo de mira de todo el grupo colonialidad/modernidad surgido no solo como alternativa a toda la historiografía eurocéntrica de España y de los estados neocoloniales de Abya Yala y sus discursos reconciliadores, neocolonialistas, clasistas y racistas sino también a los estudios postcoloniales anglocéntricos que han ignorado la colonización anterior a lo que se conoce como la industrialización de Inglaterra ( que no de Escocia, ni de Gales, ni de Irlanda por motivos claramente estratégicos). 



Podemos ver deteniéndonos en determinadas fuentes historiográficas que la limpieza racial también fue intentada por los españoles. A modo de ejemplo, se puede mencionar la investigación de Elvira Menéndez sobre las 80 mujeres que fueron enviadas en el siglo XVI desde la península Ibérica para purificar la casta blanca ( lo que hoy entendemos por “raza blanca”) de los criollos nacidos allí. Historia doblemente triste por su racismo y por su sexismo, sobre la cual se puede leer más detenidamente aquí:





Si bien la "limpieza de sangre" llevada  a cabo por los invasores no dio los frutos esperados sembró las bases del racismo reinante hoy en día en Abya Yala y motivó diversas campañas de blanquización en contextos históricos posteriores ya sea a través del apoyo a la inmigración considerada como blanca, a campañas de conquista, expansión y apropiación, a guerras sucias y a multitud de estrategias de marginación, explotación y aniquilación en los estados neocoloniales.

Volviendo a la época de los virreinatos y de las capitanías generales es obvio que la colonización llevada a cabo antes de la revolución industrial no podía prosperar si estaba dirigida a poblar nuevas tierras, por lo cual se orientó a asuntos más prácticos, como el explotar a los habitantes que ya se encontraban allí. Sin embargo, la versión historiográfica oficial cuenta que tras la contienda de Valladolid entre las Casas y Sepúlveda, los habitantes de Abya Yala fueron considerados como legítimos súbditos de los Reyes de España y protegidos por su gran magnanimidad, obscureciendo así otros discursos que pueden jugar un papel para hacernos entender la historia desde diferentes matices.



Por ello resulta imperante tener en cuenta diferentes versiones para obtener una visión más amplia. Si vemos, por ejemplo, las fuentes de los pueblos originarios de Abya Yala donde narran la invasión llevada  a cabo por los españoles, podemos ver como su versión es muy diferente a la que es promovida desde los discursos oficiales tanto en España como en los actuales estados neocoloniales de Abya Yala. Por ejemplo, en uno de los textos escritos en Náhuatl y recopilados por Miguel León Portilla en la “visión de los vencidos” se cita sobre los invasores una idea que difiere mucho a la tan asentada de la de la llegada de unos dioses, llámesen Quetzacoatl, viracochas o de cualquier otra manera:



"Se les puso risueña la cara... como si fueran monos levantaban el oro... como unos puercos hambrientos ansiaban el oro..." La visión de los vencidos.





E. H Carr en su obra “Qué es historia?” nos narra que la idea que tenemos hoy en día sobre las personas medievales como hiperrreligiosas es una idea fija e incuestionable. Incuestionable porque no disponemos de otras fuentes que narren discursos alterativos o bien porque han sido destruidas o bien no han sido escritas o encontradas. Sin embargo, la imagen que se tenía sobre las personas del imperio ruso como hiperreligiosas, fue completamente destruida en 1917, y es que se podría decir de una manera hegeliana que hay diferentes discursos que luchan en agonía a través de una dialéctica donde al final de la cual uno se acaba imponiendo frente a otro. Sin embargo, el que uno se imponga, no quiere decir necesariamente que los demás desaparezcan.



¿ Y qué tiene que ver todo esto con la bisexualidad y con este blog?

Pues realmente mucho y aquí es donde quiero concluir este texto. Podemos partir del racismo para entender el sexismo, el sexismo para entender el cisexismo, el cisexismo para entender el clasismo, el clasismo para entender el capacitismo y así podemos continuar ad aeterno. Muchos de estos discursos van cambiando sus apariencias pero siguen una lógica similar. Por ello podemos partir de los estudios postcoloniales/transcoloniales para entender ciertos aspectos a tratar dentro de los estudios sobre bisexualidad.



La visión emanada de un discurso monosexista sobre las personas bisexuales y la bisexualidad es la que se ha impuesto, al menos por el momento, como la única válida y reconocible. Podemos ver que todo ese bagaje en forma de presemiosis, del que he hablado que tenía Cristobal Colón en su desquicie descubridor, es el que impera en las mentes monosexistas vis-à-vis las personas bisexuales hoy en día. La manera a través de la cual somos vistes, resignificades o reestructurades se basa en las pautas establecidas por una especie de libro de viaje que todas las personas monosexistas conocen y cuyo valor es innegable ya que viene legitimado por cierta tradición y el sentido común, el mismo sentido que hizo entender a las personas del Medievo que los fósiles de dinosaurios eran de dragones, el mismo que hizo pensar a Cristobal Colón que llegó a la India.



Esta visión monosexista, a la cual hago referencia, no se trata simplemente de una decisión consciente y reflexionada de las personas monosexistas, tiene una historicidad y un enraizamiento social muy fuerte constituyendo todo un habitus o matriz cognoscente; y es que, cuando no podemos controlar los prejuicios, nos transcienden de tal manera que son ellos mismos los que consiguen controlarnos  a nosotres; llegando a tener la función, como bien dice Foucault y Butler, de puertas exclusivas de acceso a través de las cuales llegamos a ser subjetivades. Sin embargo, el problema de los prejucios no son los prejuicios en si, sino la la lógica en la cual están basados y las consecuencias tan terribles que pueden acarrear de una manera escalada.

Quizá los pegasos sí que existan realmente, aunque sean grises, aburridos, vivan en zonas frías y debajo del agua.... quizá. 

















Pero eso ya son detalles que cuestionan los presupuestos sobre los cuales basamos nuestra identidad, nuestro imaginario colectivo y en consecuencia, el mundo en el que creemos y queremos vivir. En realidad todxs sabemos que los pegasos son blancos, ungulados y vomitan arcoiris, al igual que todxs sabemos que en la Amazonía viven guerreras con solo un pecho, que las personas bisexuales son espectros paranormales de tonos morados y que el término Abya Yala es una ficción.

Se dice "América" (o "Estados Unidos") 


...y tengamos la fiesta en paz!














sábado, 1 de noviembre de 2014

AUTOCONCIENCIA BISEXUAL EN UN MUNDO DOMINADO POR EL MONOSEXISMO



 
( diseño de Shiri Eisner)

A lo largo de mi camino como actiBista me he involucrado en diferentes contextos con diferentes tipos de personas para desarrollar un actiBIsmo que ha variado mucho tanto en forma como en contenido, aunque el mínimo común denominador siempre haya sido la bisexualidad o la bifobia.

Me he visto involucrado en contextos queer donde a través de la autogestión hemos intentado elaborar estrategias anti-monosexistas en los mismos contextos queer, tan dominados algunas veces por una agenda política que poco tiene que ver con una política queer y mucho con una política “feminista radical” ( es decir, un tipo de feminismo de la segunda ola esencialista, dicotómico, trans/bifóbico y biologicista).

Todavía no entiendo como gente de la asamblea ”transmaricabollo” de Madrid no usa la bandera queer en sus asambleas o manifestaciones sino que usan la misma que es empleada para anunciar macrofiestas de tipo neoliberal y capitalista o es utilizada en el activismo identitario cishomonormativo institucionalizado, es decir, la del arcoíris. O más bien sí lo entiendo, porque de un activismo tan centrado en culos, ovarios, coños ETC y con tan poca idea de la transversalidad y la intersección entre las diferentes estructuras de poder no se puede esperar gran cosa.

Y es que realmente, dentro del estado español, el activismo queer no se desarrolla en ese tipo de asambleas sino que dentro de ciertos espacios autogestionados ocupados o en grupos independientes en donde se escriben diversos zines y textos como, por ejemplo, el “manifiesto Bicioso” de Mononoke y Mia Farrow Biciosa”.

( En la imagen, bandera queer)

También me he visto involucrado en grupos LGTB regionales ( cuando digo regionales me refiero a Dinamarca) y en la creación de los mismos, donde he comprobado que la bifobia no es simplemente una cuestión de prejuicios sino que está inscrita dentro de una forma de ver el mundo cishomonormativa, tan imperante en contextos LGTB. He comprobado en múltiples ocasiones que hay una infinidad de presupuestos que, por inercia, aparecen en las agendas y no son cuestionados aunque tengan un sesgo claramente bífobo. Tendemos a repetir “por sentido común” formas de hacer política que son totalmente opresivas y verticales.

También he visto en esos contextos, como intereses personales muchas veces socavan y banalizan toda una lucha política donde la instrumentalización y el gamonalismo están totalmente al orden del día.

Internacionalmente he cooperado con diferentes personas y organizaciones bisexuales y, de esta manera, he comprobado la gran variedad de tipos de actiBismo que se puede desarrollar bajo el espectro “bisexualidad” y “bifobia”.

Por último, también he desarrollado actiBIsmo de una manera individual o bien escribiendo artículos para diferentes tipos de revistas, periódicos, o ahora para este blog.

Durante una temporada desarrollé mi actiBIsmo en Danés, durante otra en Inglés y últimamente lo hago en Castellano.

De lo que me he dado cuenta a lo largo de todo este proceso es del diferente grado de autoconciendia adquirido por diferentes personas bisexuales. El feminismo de finales de los años 60 entendió que al estar las mujeres* aisladas unas de otras en sus casas, muchos de sus problemas se entendían como personales y no como formas estructurales de opresión.  A través de reuniones y discusiones en grupos de toma de conciencia, muchas de estas personas acababan políticamente conscientes de su situación, siendo la autoconciencia el primer paso contra la opresión patriarcal.


Estos grupos feministas estaban inspirados por una ideología marxista y, específicamente, por las ideas de explotación, alienación y hegemonía. Concretamente, Antonio Gramsci se anticipó a Foucault y Bordieu cuando habló de Hegemonía. Según este concepto, las clases dominantes no están solo bajo el control represivo del estado ( el cual se podría derrocar si fuese solo así) sino que están también en control del sistema educativo, de las instituciones religiosas y de los medios de comunicación. A través de estas instituciones, las clases dominantes imponen sus valores en las clases dominadas para perpetuar un estado de homogeneidad en el pensamiento y en la acción, así como una restricción de la temática y el enfoque de las producciones, significaciones y representaciones humanas. Una toma de autoconciencia es, entonces, fundamental para romper con este sistema hegemónico de poder así como con la mátrix de pensamiento único totalizador.


( El verdadero centro del cambio revolucionario nunca es meramente las situaciones opresivas de las cuales intentamos escapar, sino aquella pieza del opresor que está profundamente insertada dentro de nosotras. Audre Lorde)

Pues bien, en relación con el actiBIsmo, vi ayer dos tipos de acciones bisexuales desarrolladas sincrónicamente dentro de las redes sociales y que me parecen ejemplos paradigmáticos.

1)   Por un lado, hubo personas que estuvieron luchando para establecer una secretaría bisexual dentro de ILGA y que, después de su aprobación, han celebrado esta iniciativa.


2)   Por otro lado, hubo otras personas ( con acceso a los mismos grupos de Facebook y , por ende, a la misma información) que, a lo que se pusieron a celebrar fue Halloween ( el día de todos los muertos) con imágenes de calabazas y fantasmas con los colores de la bandera bisexual.


Me llama mucho la atención esto porque es algo que he visto en repetidas ocasiones. Por un lado hay un activismo bisexual ( si se le puede llamar activismo) que no ha llegado a esa autoconciencia de la que he hablado antes  y se centra en aspectos relacionados con una simbología o subcultura bisexual identitaria y punto final. He mencionado el ejemplo de calabazas bisexuales pero también se ven diseños de otras cosas “BI”. En esta línea hay grupos de personas bisexuales, como uno de los grupos de bisexuales de Copenhague, en cuyas actividades se incluye tomar café juntxs, jugar a la petanca o ir al cine, todo esto con una bandera bi a todas partes. En otras ocasiones este tipo de activismo, hace referencias a famosxs bisexuales que dicen cuatro tonterías, generalmente cisexistas, racistas y binarias, y que aunque no tienen absolutamente ningún vinculo con un movimiento político bisexual, son motivo de celebración y veneración como “referentes”.

( Diseño de Shiri Eisner)

Aunque estas actividades a las que hago referencia pueden ser divertidas, entretenidas y, algunas veces, hasta interesantes, no son necesariamente políticas desde una perspectiva de derechos civiles, políticos, económicos, culturales, sociales y humanos. ¿ dónde queda toda la violencia, marginación, explotación y falta de empoderamiento estructural que viven las personas bisexuales? ¿donde están tenidos en cuenta de una manera seria en estas “acciones” todos los datos de depresión o suicidio sobre la población bisexual? ¿ donde constan las deportaciones por ser bisexual y no el estar acogidx dentro de una ley de asilo o las violaciones correctivas que sufren muchas personas bisexuales leídas como mujeres por ser consideradas como falsas heterosexuales?

Por ello, creo que el activismo bisexual necesita todavía de una  mayor toma de autoconciencia. Los problemas de las personas bisexuales son reales y necesitan ser discutidos en serio por personas bisexuales y tomados en cuenta por las mismas personas para encontrar una solución a la situación de opresión estructural que vivimos. Desde mi experiencia, puedo decir que donde he visto que se ha adquirido un grado de autoconciencia elevado dentro de la comunidad bisexual ha sido dentro del estado español y en diferentes contextos de Abya Yala; en muchísimos otros lugares todavía estamos en la fase de lo anecdótico, lo infantiloide o lo gracioso y no se llega a entender la relevancia de una política bisexual más allá de la "bisibilización". Obviamente, una persona como yo que se considera queer, feminista, anticapitalista, antirracista, anti-biologicista, postestructuralista, anarquista y en continuo proceso de deconstrucción encuentra bastante poco interés en todos estos memes o símbolos a los que hago referencia y con los cuales me encuentro bombardeado en múltiples ocasiones.

Una autoconciencia bisexual es el primer paso a la destrucción del monosexismo. Ya es hora de crear puentes y otros caminos que faciliten una mayor toma de conciencia bisexual a nivel global para así poder desarrollar un activismo empoderado desde una conciencia interseccional y transversal. Todavía hay un largo camino por recorrer, pero el primer paso es que tomemos autoconciencia colectiva desde la solidaridad y el respeto a la diversidad.