( diseño de Shiri Eisner)
A lo largo de mi camino como actiBista me he involucrado en diferentes contextos con diferentes tipos de personas para desarrollar un actiBIsmo que ha variado mucho tanto en forma como en contenido, aunque el mínimo común denominador siempre haya sido la bisexualidad o la bifobia.
Me he
visto involucrado en contextos queer donde a través de la autogestión hemos
intentado elaborar estrategias anti-monosexistas en los mismos contextos queer,
tan dominados algunas veces por una agenda política que poco tiene que ver con
una política queer y mucho con una política “feminista radical” ( es decir, un tipo
de feminismo de la segunda ola esencialista, dicotómico, trans/bifóbico y
biologicista).
Todavía
no entiendo como gente de la asamblea ”transmaricabollo” de Madrid no usa la
bandera queer en sus asambleas o manifestaciones sino que usan la misma que es
empleada para anunciar macrofiestas de tipo neoliberal y capitalista o es
utilizada en el activismo identitario cishomonormativo institucionalizado, es
decir, la del arcoíris. O más bien sí lo entiendo, porque de un activismo tan
centrado en culos, ovarios, coños ETC y con tan poca idea de la transversalidad
y la intersección entre las diferentes estructuras de poder no se puede esperar
gran cosa.
Y es que realmente, dentro del estado español, el activismo queer no se desarrolla en ese tipo de asambleas sino que dentro de ciertos espacios autogestionados ocupados o en grupos independientes en donde se escriben diversos zines y textos como, por ejemplo, el “manifiesto Bicioso” de Mononoke y Mia Farrow Biciosa”.
( En la imagen, bandera queer)
También
me he visto involucrado en grupos LGTB regionales ( cuando digo regionales me
refiero a Dinamarca) y en la creación de los mismos, donde he comprobado que la
bifobia no es simplemente una cuestión de prejuicios sino que está inscrita
dentro de una forma de ver el mundo cishomonormativa, tan imperante en
contextos LGTB. He comprobado en múltiples ocasiones que hay una infinidad de
presupuestos que, por inercia, aparecen en las agendas y no son cuestionados
aunque tengan un sesgo claramente bífobo. Tendemos a repetir “por sentido común”
formas de hacer política que son totalmente opresivas y verticales.
También
he visto en esos contextos, como intereses personales muchas veces socavan y banalizan
toda una lucha política donde la instrumentalización y el gamonalismo están
totalmente al orden del día.
Internacionalmente
he cooperado con diferentes personas y organizaciones bisexuales y, de esta
manera, he comprobado la gran variedad de tipos de actiBismo que se puede
desarrollar bajo el espectro “bisexualidad” y “bifobia”.
Por
último, también he desarrollado actiBIsmo de una manera individual o bien
escribiendo artículos para diferentes tipos de revistas, periódicos, o ahora
para este blog.
Durante
una temporada desarrollé mi actiBIsmo en Danés, durante otra en Inglés y
últimamente lo hago en Castellano.
De lo
que me he dado cuenta a lo largo de todo este proceso es del diferente grado de
autoconciendia adquirido por diferentes personas bisexuales. El feminismo de
finales de los años 60 entendió que al estar las mujeres* aisladas unas de
otras en sus casas, muchos de sus problemas se entendían como personales y no
como formas estructurales de opresión. A
través de reuniones y discusiones en grupos de toma de conciencia, muchas de
estas personas acababan políticamente conscientes de su situación, siendo la
autoconciencia el primer paso contra la opresión patriarcal.
Estos
grupos feministas estaban inspirados por una ideología marxista y,
específicamente, por las ideas de explotación, alienación y hegemonía.
Concretamente, Antonio Gramsci se anticipó a Foucault y Bordieu cuando habló de
Hegemonía. Según este concepto, las clases dominantes no están solo bajo el
control represivo del estado ( el cual se podría derrocar si fuese solo así) sino
que están también en control del sistema educativo, de las instituciones
religiosas y de los medios de comunicación. A través de estas instituciones, las
clases dominantes imponen sus valores en las clases dominadas para perpetuar un
estado de homogeneidad en el pensamiento y en la acción, así como una
restricción de la temática y el enfoque de las producciones, significaciones y representaciones humanas. Una toma
de autoconciencia es, entonces, fundamental para romper con este sistema
hegemónico de poder así como con la mátrix de pensamiento único totalizador.
( El verdadero centro del cambio revolucionario nunca es meramente las situaciones opresivas de las cuales intentamos escapar, sino aquella pieza del opresor que está profundamente insertada dentro de nosotras. Audre Lorde)
Pues
bien, en relación con el actiBIsmo, vi ayer dos tipos de acciones bisexuales desarrolladas
sincrónicamente dentro de las redes sociales y que me parecen ejemplos
paradigmáticos.
1) Por un lado, hubo personas que estuvieron
luchando para establecer una secretaría bisexual dentro de ILGA y que, después
de su aprobación, han celebrado esta iniciativa.
2) Por otro lado, hubo otras personas ( con acceso
a los mismos grupos de Facebook y , por ende, a la misma información) que, a lo
que se pusieron a celebrar fue Halloween ( el día de todos los muertos) con imágenes
de calabazas y fantasmas con los colores de la bandera bisexual.
Me
llama mucho la atención esto porque es algo que he visto en repetidas
ocasiones. Por un lado hay un activismo bisexual ( si se le puede llamar
activismo) que no ha llegado a esa autoconciencia de la que he hablado
antes y se centra en aspectos
relacionados con una simbología o subcultura bisexual identitaria y punto final. He
mencionado el ejemplo de calabazas bisexuales pero también se ven diseños de
otras cosas “BI”. En esta línea hay grupos de personas bisexuales, como uno de los
grupos de bisexuales de Copenhague, en cuyas actividades se incluye tomar café
juntxs, jugar a la petanca o ir al cine, todo esto con una bandera bi a todas partes. En otras ocasiones este tipo de
activismo, hace referencias a famosxs bisexuales que dicen cuatro tonterías,
generalmente cisexistas, racistas y binarias, y que aunque no tienen absolutamente ningún
vinculo con un movimiento político bisexual, son motivo de celebración y
veneración como “referentes”.
( Diseño de Shiri Eisner)
Aunque
estas actividades a las que hago referencia pueden ser divertidas, entretenidas
y, algunas veces, hasta interesantes, no son necesariamente políticas desde una
perspectiva de derechos civiles, políticos, económicos, culturales, sociales y
humanos. ¿ dónde queda toda la violencia, marginación, explotación y falta de
empoderamiento estructural que viven las personas bisexuales? ¿donde están
tenidos en cuenta de una manera seria en estas “acciones” todos los datos de
depresión o suicidio sobre la población bisexual? ¿ donde constan las
deportaciones por ser bisexual y no el estar acogidx dentro de una ley de asilo
o las violaciones correctivas que sufren muchas personas bisexuales leídas como mujeres por ser consideradas como falsas heterosexuales?
Por
ello, creo que el activismo bisexual necesita todavía de una mayor toma de autoconciencia. Los problemas de
las personas bisexuales son reales y necesitan ser discutidos en serio por
personas bisexuales y tomados en cuenta por las mismas personas para encontrar
una solución a la situación de opresión estructural que vivimos. Desde mi experiencia, puedo
decir que donde he visto que se ha adquirido un grado de autoconciencia elevado
dentro de la comunidad bisexual ha sido dentro del estado español y en diferentes
contextos de Abya Yala; en muchísimos otros lugares todavía estamos en la fase de
lo anecdótico, lo infantiloide o lo gracioso y no se llega a entender la relevancia de una política bisexual más allá de la "bisibilización". Obviamente, una persona como yo que se considera queer, feminista, anticapitalista, antirracista, anti-biologicista, postestructuralista, anarquista y en continuo proceso de deconstrucción encuentra bastante poco interés en todos estos memes o símbolos a los que hago referencia y con los cuales me encuentro bombardeado en múltiples ocasiones.
Una autoconciencia bisexual es el primer paso
a la destrucción del monosexismo. Ya es hora de crear puentes y otros caminos que faciliten una mayor toma de conciencia bisexual a nivel global para así poder desarrollar un activismo empoderado desde una conciencia interseccional y transversal. Todavía hay un largo camino por recorrer, pero el primer paso es que tomemos autoconciencia colectiva desde la solidaridad y el respeto a la diversidad.
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