lunes, 28 de julio de 2014

ActiBismo Liberal Versus ActiBismo Radical



- Dos modelos diferentes de activismo bisexual dentro del estado español -

Aviso de seguridad: Texto escrito en masculino como genérico

Sería totalmente incongruente y reduccionista el pensar que el activismo bisexual es monolítico y uniforme. Dentro del activismo bisexual, como dentro de cualquier tipo de activismo, podemos ver diferentes tipos de ideologías y tradiciones que en algunos puntos se pueden llegar a solapar pero también enfrentar, por ello es necesario entender el activismo bisexual no desde una perspectiva de uniformidad y armonía sino desde una perspectiva de lucha y cambio, también internos.

A la conclusión que he llegado después de tantos años de activismo, es que una de las causas principales por las cuales seguimos discutiendo en círculo temas que afectan a las personas bisexuales, desde hace muchísimos años, es que el activismo bisexual liberal ( o de la tolerancia) es y ha sido coparticipe de la reafirmación y reproducción de un sistema estructural monosexista.

Las élites que están dentro del activismo bisexual institucionalizado han sabido muy bien interiorizar y reproducir un discurso monosexista para así poder ser reconocidas y aceptadas por el poder factico mononormativizante. El monosexismo, como todas las estructuras de poder, al convertirse en sentido común ha podido ser referente incuestionado de una agenda monosexista enmascarada de múltiples formas.

En diferentes organizaciones, grupos y proyectos donde he estado involucrado me he dado cuenta de que las primeras en ponerte la mordaza y boicotearte han sido aquellas personas bisexuales que han tenido intereses específicos invertidos en los contextos que he mencionado o aquellas que no han llegado a un análisis elaborado de las causas y efectos del monosexismo, lo cual no les ha inhibido en absoluto, sus ansias de ocupar posiciones de poder desde la incompetencia más absoluta. En la mayoría de los casos estas dos posturas, intereses personales y falta de entendimiento de cómo funciona el monosexismo, se entremezclan.

La gran activista bisexual Elena Marcos en su elocuente charla sobre activismo bisexual bajo el epígrafe Bisexualidades: realidades (des)legitimadas en el espacio público ( UAM 2012) hizo una analogía muy iluminadora a través de la cual explicó que no es lo mismo ser bisexual que activista crítico bisexual, como no es lo mismo ser mujer que mujer feminista. Alguien se imagina a Ana Botella y Esperanza Aguirre como cabezas de alguna organización feminista? Pues exactamente ese es el problema que veo dentro del activismo bisexual liberal a Ana Botella dirigiendo organizaciones feministas y poniendo la zancadilla a todas las personas feministas que se ponen a su paso, mientras que sus compañeros varones de organización la vitorean y se enorgullecen de pertenecer a una asociación feminista y que vela por los intereses de las mujeres.

Entre todas las calamidades del activismo liberal bisexual, las más penosa de todas es la que aúna políticas liberales con políticas identitarias y olvida que el problema principal está en un plano estructural más que en un plano identitari, siendo el segundo consecuencia del primero. La falta de reconocimiento de las personas bisexuales se debe al monosexismo pero no por reafirmar una identidad bisexual se rompe, necesariamente, el monosexismo como no por reafirmar una identidad homosexual se rompe, necesariamente, con la homofobia. Como ejemplo paradigmático tenemos toda la basura esparcida por el Pink Wash o el capitalismo rosa.

Por ello, creo que el activismo identitario puede ser muy peligroso y contraproducente hacia las propias personas bisexuales si es gestionado de una manera mala y desde la arrogancia del poder hegemónico.

En un contexto LGTB, uno de los errores más corrosivos que he visto en diferentes organizaciones ha sido la idea de falsa solidaridad. Es decir, la idea de una solidaridad unidireccional que no es entendida desde una perspectiva de reciprocidad. Ante tal panorama, las personas con privilegios monosexuales sí pueden expresarse o cometer acciones invasivas u opresoras hacia las personas bisexuales bajo el amparo de la perpetua ignorancia, mientras que a las personas bisexuales se las exige ser solidarias y comprensivas y, sobre todo, no expresarse de una manera poco cortés que rompa con las expectativas de las reglas del juego de clase media que reinan dentro de la mayoría de los contextos LGTB. No alces la voz, no digas improperios, sé empático etc. Esta presión he visto que es perpetuada por personas monosexuales y por personas bisexuales que no quieren romper el buen rollito con el sistema de patronazgo monosexual donde el gamonalismo y clientelismo florecen. Todo ello lleva a políticas de dependencia donde se presupone que el oprimido ha de educar al opresor y comerse toda la mierda que al opresor se le ocurra soltar. Paso a paso, sé tolerante, ten paciencia. Y así pasan las horas los días y las décadas. Hasta que las personas se queman. Curiosamente las personas que más se queman son las personas que llevan a cabo activismos críticos ya que aquellas que llevan a cabo activismo de corte liberal siguen, sin problema, al pie del cañón o, más bien, colgadas de la parra necesitando más ellas mismas el activismo que el activismo a ellas. Un texto muy interesante y conmovedor al respecto ha sido publicado recientemente por el gran activista Josito Cabrera en su blog La Radical Bi.

Sin embargo, el activismo liberal bisexual no actúa simplemente por intereses personales, también puede partir de la idea de que la sociedad es buena y que simplemente hay que educarla para que nos acepte como somos. Es decir, el activismo liberal bisexual no es simplemente egoísta, también es profundamente ignorante. Dentro de esta idea defendida por el activismo bisexual liberal hay una falta absoluta de un análisis estructural de cómo las estructuras de poder se retroalimentan y legitiman en la sociedad y cómo nosotros, como parte de la sociedad, somos copartícipes de las mismas. El monosexismo, como estructura de poder, estructura a la sociedad, es decir, el monosexismo ( junto a todas las demás estructuras de poder) es condición de posibilidad de la sociedad, es causa y no efecto de la misma. Desde esta visión puedo afirmar que el monosexismo es inherente e inseparable a todas las normas, valores, símbolos y narrativas que tenemos en la sociedad y por ello lo reproducimos de una manera inconsciente. Por ello se podría decir que la fuerza del monosexismo no es intencional sino funcional. En relación con esta idea está el activismo radical bisexual que defiende la idea de que la sociedad misma es el problema y para cambiar las cosas hace falta una revolución, como expresa Siri Eisner en Notas para una revolución Bisexual.

Volviendo a España, la autora, Isabel Portero, ha planteado un modelo de la sexualidad humana donde podemos ver que nuestras orientaciones sexuales responden a una narrativa donde las identidades sexuales llegan a ser aquello con lo que nos identificamos en un momento dado de nuestras vidas no siendo, en absoluto, una taxonamía congénita que nos acompaña de una manera errática a lo largo de nuestras vidas.

Esta teoría de Portero es apoyada por la mayoría de las teorías progresistas de corte constructivista que abogan por un enfoque más basado en procesos de subjetivación que en encasillarnos en cárceles sin puertas ni ventanas véase Foucault, Butler,  Bared, Braidotti, Ahmed y tantos otros.

Dentro del activismo crítico bisexual en España podemos ver contribuciones extraordinarias en esta misma línea que crean una especie de conjunto epistemológico que puede servir de un referente común. Así, el activista Xurxo Magaz desde una perspectiva anti - identitaria dio completamente la vuelta al foco epistemológico dentro de los estudios sobre bisexualidad al defender en su ponencia con Elena Marcos en el 2012 que los puntos nodales de unión del activismo bisexual deberían estar basados en un sentimiento común de opresión más que en una construcción identitaria ontológico-esencialista sobre el ser bisexual. Es decir, lo importante no es el reivindicar una identidad bisexual unívoca y universal sino el pensarnos a través de una opresión común caracterizada por el monosexismo, sus intersecciones y sus formas de subjetivación.

En el agón entre el activismo crítico bisexual y el activismo liberal yo me sitúo dentro del activismo crítico, al cual también denomino activismo queer ya que no entiendo queer como una identidad sino como una ideología contra la opresión estructural sexo-genérica/de orientación sexual y sus intersecciones. El activismo crítico bisexual suele ser menos visible que el liberal porque se mueve en otros ambientes totalmente distintos. Así la asamblea Transmaricabollo del 15 M no se ha topado en sus enfrentamientos con activistas bisexuales liberales sino con activistas bisexuales críticos que han cuestionado el monosexismo en el cual está embadurnada toda esta asamblea desde sus orígenes y que de una manera fétida la acompaña cual sombra. De la misma manera podemos ver en fanzines de corte anarquista como el R.E.I.N ( Revista Extraordinaria Invertida Naúfraga Anti Todo) textos referenciales para el movimiento bisexual crítico como el Manifiesto Bicioso escrito por Mia Farrow Biciosa y Mononoke o los blogs Reflexiones Degeneradas , Puta Enfermera, Étika tomate, Ni Queer ni LGTB ( Lille Skvat), aBIrtzaladas, el ya mencionado La Radical Bi , Cuestiones Genéricas y tantos otros.

Según mis experiencias, el activismo crítico bisexual está bastante presente dentro del estado español, mientras que en la mayoría de los demás países europeos reina el liberal, quizá con la excepción de Polonia y el Reino unido.  Sin embargo el activismo bisexual liberal también está presente dentro del estado español.

Por ejemplo, sectores dentro del activismo bisexual liberal han celebrado recientemente que un tal Travis Mamone en un artículo sobre dos entrevistas concedidas al actor Alan Cumming y la actriz Anna Paquin ( serie True Blood) deja claro que el casarse con una persona de género contrario no anula tu bisexualidad. La cita y el interés por la misma me deja perplejo, sobre todo al estar seguida de una defensa apologética del ser siempre bisexual.  

Aun entendiendo que, en un determinado momento, haya la necesidad de reafirmar una identidad que es negada y/o eliminada como lo es la identidad bisexual, creo que a partir de un momento el hacer un activismo que celebra con confeti y piñata que existimos o que nuestra orientación sexual no cambia por nuestro estado marital trivializa la lucha contra el monosexismo y todos los problemas estructurales que sufrimos. Tal tipo de activismo lo entiendo en la línea del activismo que usa esloganes somos normales, no somos promiscuos y tantos que para mi resultan tan vomitivos como problemáticos porque no cuestionan de una manera crítica a las estructuras de poder imperantes en la sociedad sino que las refuerzan y legitiman.

Además, el reafirmar una identidad bisexual fagocitando, pisando y ninguneando otras identidades plurisexuales como hace el activismo liberal bisexual identitario no me parece en absoluto una estrategia buena, como tampoco me parece que sea mi activismo un activismo que de una manera impositiva y cuadriculada encasille a las personas bisexuales de una manera X sin dejarles la posibilidad de cambiar. Yo no quiero ser SIEMPRE bisexual u otra identidad sexual, quiero tener el derecho y la libertad de ser lo que sienta/quiera y que se me respete por ello. Por esto necesito liberarme del monosexismo perpetuado por ciertas personas monosexuales y también del activismo bisexual liberal que, siguiéndole el juego al monosexismo, y con una retórica de tolerancia, paternalismo y solidaridad  nos asfixia y nos constriñe no ya como bisexuales sino como personas.

Miguel Obradors                                                              











viernes, 27 de junio de 2014

ÉL

Se oye “él” en la sala. La mirada se dirige hacia mi. No puedo evitar sentirme sorprendido ante la interpelación mientras intento situarme y entender el espacio en el que acabo de aterrizar, el espacio en el que voy a pasar un rato esa tarde. “Él” oigo de nuevo, vuelvo a ser interpelado, pero esta vez la sorpresa se convierte en malestar.

Malestar a causa de las circunstancias en las que me encuentro. No estoy de visita en COGAM, COLEGAS, ARCOPOLI u otra organización institucionalizada LGTB, donde esa interpelación me la podría esperar.  Me encuentro en un espacio que se entiende a sí mismo como queer, me encuentro en la asamblea Transmaricabollo del 15 M.

Uno de los pilares principales de toda política queer es el lema “no presupongas nada”, es decir no asignes géneros, sexos, razas, orientaciones sexuales ETC a las personas a partir de cómo tú las leas. Respeta el derecho de autodefinirse de cada persona.

Pero ese derecho parece ser que no es tenido en cuenta en una asamblea donde el género es directamente leído y asignado. Un género nunca se asigna de una manera aislada sino que con él va unida toda una cadena de equivalencias en la cual podríamos incluir unos privilegios de los cuales se presupone que se es beneficiarie y unas expectativas a partir de las cuales se es escuchade.

Tras ser interpelado ya dos veces, cual perro de Pavlov que oye una campanilla, pongo automáticamente en funcionamiento el autopiloto de mi doble conciencia.

Las personas que sufrimos monosexismo somos muy lamarckistas ya que como método de supervivencia desarrollamos facultades para defendernos de toda la opresión simbólica que vivimos. Concretamente, esa doble conciencia a la cual me refiero no quiere decir otra cosa que, a parte de entendernos a nosotras a través de nuestros propios parámetros definidos por nosotras mismas, también hemos de entendernos en función de los parámetros por los cuales se nos heterodesigna y cosifica. Siempre hemos de tener en cuenta la mente opresora que nos observa y juzga como panóptico carcelario.

Cuando “él” recibe el turno de palabra, hago una pregunta sobre un proyecto presentado que admiro ya que me parece fantástico y posibilitador de nuevas líneas de fuga que ayudan a minar el sistema heteropatriarcal. Sin embargo, mi pregunta también es crítica, crítica desde la humildad o si lo preferís, crítica desde la ignorancia de no conocer el funcionamiento de un discurso que siempre me ha parecido de un carácter completamente oximorónico y es el de elaborar un sincretismo de política identitaria LGT con política queer. En otras palabras, ¿qué dimensión transgresora orientada a la praxis podríamos ver que ofrece una acción política transmaricabollo y desde qué estructuras de poder como ejes de referencia?

Mi duda está formada desde una perspectiva de un discurso diferente que el de las personas con las que comparto espacio, ya que está formada desde un discurso dominado por el inglés y el Danés, que son los idiomas que yo suelo usar en mi comunidad queer y que hacen que lo que nos rodea lo pensemos de otra manera.

En Inglés tenemos el término “Faggot” que en Danés se dice “Bøsse”  y en Castellano “Marica” o “Puto”  dependiendo de en qué lado del océano estés. Todos estos términos son injurias reapropiadas como forma de empoderamiento contra el heterosexismo. También tenemos en Inglés el término “Dyke” que en Danés se dice “Lebbe” y en Castellano Bollo o Torta dependiendo de en qué lado del océano estés. Este término sigue la misma lógica de injuria reapropiada en todos estos idiomas.

Muches de nosotres hemos oído sobre las bolleras “Dykes on Bikes”, también otres sobre las bolleras del grupo BDSM de Samois y quizá algunes también del movimiento marica de los setenta llamado “Bøssernes Bevægelsesfront” ( Frente de Liberación Marica) en Escandinavia. Dentro del estado español tenemos los referentes de LSD y la Radical Gai. Todos estos movimientos, pese a ser transgresores y subversivos del orden establecido poniendo todos nuestros presupuestos heteropatriarcales en una montaña rusa y haciéndolos saltar por los aires, no son movimientos que puedan considerarse queer ya que en la base de los mismos hay un sustrato y una lógica identitaria. Por ejemplo, una línea muy importante del movimiento dyke está basado en el feminismo radical que no es un feminismo que sea “radical”, sino que la corriente misma se llama “feminismo radical” como también hay el “feminismo liberal” o el “transfeminismo”, por citar otros ejemplos paradigmáticos. Uno de los exponentes más significativos del feminismo radical es el manifiesto S.C.U.M de Valerie Solanas que en absoluto puede se considerado un manifiesto queer, entre otras cosas porque es completamente cisexista. Aun así, el manifiesto tiene su validez dentro de un discurso transgresor del orden heteropatriarcal o, al menos, de ciertos aspectos del mismo. Valerie Solanas empieza S.C.U.M de la siguiente manera:

“Vivir en esta sociedad significa, con suerte, morir de aburrimiento; nada concierne a las mujeres; pero, a las dotadas de una mente cívica, de sentido de la responsabilidad y de la búsqueda de emociones, les queda una – sólo una única – posibilidad: destruir el gobierno, eliminar el sistema monetario, instaurar la automatización total y destruir al sexo masculino”.

Con ello quiero decir que hay discursos de izquierdas radicales que luchan contra el sistema opresivo que afecta a muchas personas, pero no necesariamente por eso estos discursos son queer, de hecho los movimientos faggot, dyke y queer son movimientos que llegan en algunos casos a constituir acciones políticas que están enfrentadas desde el antagonismo.

El movimiento queer es un movimiento político que combate a través de herramientas de lucha anarquistas las estructuras de opresión ( todos esos ismos) que apestan nuestra existencia así como las normas y privilegios derivados de las mismas. Si los movimientos identitarios parten de identidades y de la discriminación que sufren esas identidades, una perspectiva queer parte de un análisis deconstructivista de las estructuras de poder y de la manera que nos subjetivan y/o subalternan. Es decir, las identidades no preceden a las estructuras de poder dentro de una perspectiva queer sino que son constituidas mediante las mismas.

Por ejemplo, si una perspectiva identitaria parte del racismo que sufren las personas “negras”, “gitanas” u otras identidades que han sido objeto de discriminación racial, una perspectiva queer tiene en cuenta cómo el sistema de opresión de hegemonía blanca racializa a las personas en diferentes razas en relación a unas normas a través de las cuales a ciertas personas se privilegia y a otras se oprime a través de violencia, marginación, explotación, imperialismo cultural y desempoderamiento.

Por ello, no es que tengamos una raza en sí sino que somos racializades. Por ejemplo, yo tengo privilegios blancos en el estado español mientras que en Escandinavia ( porque la norma que prima es el arianismo) se me lee como persona de color y por ende se me subalterniza racialmente. Mi raza, o mejor dicho mi racialización, es contextual y no puedo decir que “sea” blanco o de color de una manera absoluta. Sobre todo esto hay un blog super interesante que se llama http://perkerendk.blogspot.com.es y que recomiendo leer.

Me gustaría decir que soy consciente de toda la violencia que vivimos de la lengua inglesa y la necesidad de crear términos en nuestras propias lenguas, partiendo de nuestras propias experiencias vitales para combatir lo problemático y enajenante que es utilizar términos que responden, entre otras cosas, a una acción global de Macdonalización – Cocalización sin ningún tipo escrúpulos. Aquí expreso mi solidaridad.

Sin embargo, lo que traté de entender con mi pregunta hecha en ese espacio sobre la relación entre lo queer y lo identitario es si pese a que “transmaricabollo” en principio a nivel de significante tiene connotaciones esencialistas si a nivel de un significado orientado a una praxis política podría posibilitar una estrategia queer pensada desde nuestras propias circunstancias socio-históricas.

La conclusión a la que llegué es que no.

Mi impresión es que muchas personas que participan en el movimiento transmaricabollo han malentendido completamente lo que es una lucha queer.

Una de las personas asistentes a este encuentro me explicó el porqué se llama asamblea transmaricabollo esta asamblea del 15 M. La respuesta fue la siguiente:

Trans por las personas transgénero, transexuales pero también por un sentido de transversalidad  ( y creo que también) transgresión.

Marica y Bollo por las personas maricas y bolleras, porque marica y bollo son injurias reapropiadas.

Concretamente esta persona se refirió a la crítica que las personas bisexuales han hecho de esta decisión y uno de los argumentos esgrimidos en su defensa es que no se pueden incluir a todas las identidades subalternizadas, en concreto se mencionó a las putas.

Sin embargo este argumento es completamente falaz. “Transmaricabollo” no es otra cosa que un “copiar y pegar” de LGTB quitándose a la B de en medio, porque el uso del lenguaje y las acciones derivadas de esta lucha no son en absoluto transversales, todo lo contrario; la asamblea transmaricabollo reproduce exactamente la misma lógica cishomonormativa que domina en asociaciones LGTB institucionalizadas.

Al preguntar a las 30 personas presentes ( si quisiesen responder) cual de ellas se identificaba como transexual, ninguna de ellas levantó la mano, lo cual quería decir que ese espacio era completamente cisexual ( si bien no necesariamente cisgénero).  De este espacio cisexual se desprenden consignas tales como “la transexualidad es una maravilla” o acciones “por el placer de ser trans” totalmente criticadas por activistas transexuales como Ainara Ruiz. Practicamente todas las personas transexuales que conozco no quieren participar en esta asamblea y critican una práctica muy extendida que también ocurre en todos los ambientes cishomonormativos que es la exotificación, el tokenismo o cosificación junto a una apropiación de una lucha transexual por parte de personas con privilegios cisexuales.

Como estrategia contraargumentativa se me hizo saber que sí que había personas transgénero presentes, pero eso no puede servir de justificación en ningún caso cuando esta asamblea coordina acciones centradas concretamente en la transexualidad.

Por otro lado si “trans” se entiende como término polisémico incluyéndose bajo el término nociones tan dispares como la transexualidad o la transversalidad lo que hay que hacer es usar la forma de escribir esta polisemia tal y como lo hacen las personas trans involucradas en movimientos de izquierda que es con un asterisco “trans*” ( Trans*maricabollo).

También se me hizo saber en un momento que personas cisexuales perfectamente podían orquestar una agenda trans como acción política solidaria. Se mencionó como ejemplo que no hace falta ser puta para estar en contra del hetairismo ( no se dijo exactamente con estas palabras). Lo que falla en este razonamiento es que cuando une es aliade se tiene que mantener en segunda fila apoyando y no en primera fila cobrando protagonismo y estableciendo una agenda que no le pertenece ya que de esta manera está haciendo un ejercicio condescendiente y paternalista de dominación.

No obstante, la cishomonormatividad tiene un doble filo. Por un lado exotifica a las personas transexuales y por otro lado erradica a las personas bisexuales de tal manera que las personas bisexuales sólamente podemos acceder a la visibilidad a través de códigos mononormativos y el famoso privilegio heterosexual.

Concretamente, la erradicación de la bisexualidad a causa del monosexismo es la razón principal por la cual no hay una injuria conocida hacia las personas bisexuales porque ni siquiera existimos como categoría pensable de una manera autónoma. La injuria como vía privilegiada para acceder  a un reconocimiento no es otra cosa que una reproducción de una visión cishomonormativa y monosexista que se proyecta en las personas bisexuales y nos condena perpetuamente a la zona del “no ser”, de lo inconcebible, lo impensable.

A parte de la violencia cishomonormativa legitimada en ese espacio llamado “queer” percibí así mismo una serie de microviolencias por parte de algunas personas. Una de ellas fue el hacer una clara distinción entre yo y elles, donde yo decía una cosa y la asamblea defendía otra postura que ya se había debatido.

Los espacios queer que son coherentes con el anarquismo parten de un enfoque autogestionado donde todas las personas sean nuevas o ya hayan participado en diferentes asambleas pertenecen plenamente al grupo en igual de condiciones. Sin embargo, parece ser que esa no es la aproximación elegida en tal asamblea donde claramente hay visitantes y personas que pertenecen al núcleo duro de la misma.

Otra incoherencia más es cuando estaba hablando y se me interrumpió con un “ya lo sabemos no hace falta que lo repitas”. Ese plural mayestático donde una persona se pronuncia en nombre de todas las demás para ejercer una coacción es también una estrategia muy extraña dentro de un espacio que se identifica como queer.

Ante todas mis dudas sobre el carácter queer de tal espacio y mi insistencia por una aclaración sobre su perspectiva interseccional donde diferentes estructuras de poder ( monosexismo, cisexismo, heterosexismo, racismo, edadismo, capacitismo etc) sean tenidas en cuenta, se me dijo que “lo queer será interseccional o no será”.

La falta absoluta de una conciencia interseccional en tal asamblea a favor a una vertebración de una acción política unidireccional que parte de un eje “heteropatriarcal” me hace pensar que pese a toda la buena voluntad e indignación en favor a un mundo más respirable que esas personas vibraban, la realidad es que las estructuras de poder están en todas partes y las reproducimos inconscientemente, también en espacios políticos con intenciones subversivas y transgresoras de izquierdas. No por llamar a un espacio “anti-lo que sea” quiere decir que automáticamente se busque una cura contra todo el lavado de cerebro bajo el cual nos han indoctrinado desde nada más nacer, parece, creo, bastante de cajón.

Uno de los argumentos esgrimidos para defender el carácter queer de la asamblea transmaricabollo fue que, mientras la FELGTB y fundación triángulo fueron a una reunión con el nuevo rey de l*s español*s monárquic*s la asamblea transmaricabollo nunca lo haría. Pero el no reconocer la monarquía o estar en contra de los poderes simbólicos y fácticos del estado opresor no es necesariamente queer y me remito a las diferencias que mencioné antes sobre faggot, dyke y queer.

Por último me di cuenta de que el género utilizado por defecto al expresarse verbalmente en la asamblea es el femenino el cual yo también usé por respeto al espacio donde estaba. Sin embargo, personas genderqueer suelen preferir el género neutro con terminaciones en E y hombres transexuales el masculino con terminaciones en O. Si bien el uso del femenino es una herramienta para luchar contra la opresión heteropatriarcal la imposición de un femenino a todo el mundo por personas cisexuales es claramente una acción cisexista que deriva en transfóbia y genderqueerfóbia, lo cual tampoco tiene nada que ver con una política queer sino que está más enfocada en la línea del feminismo radical.

Total, que yo deseo que esta asamblea continue con acciones de todo tipo y discusiones que ayuden a descolonizar el pensamiento como está haciendo hasta ahora. Considero que es un centro de activismo importante y un referente para muchas personas que lo necesita, no tengo ninguna duda de ello. Sin embargo, no considero que sea un espacio queer más allá de la voluntad y, en cierta manera, agradezco que no incluyan a la bisexualidad en una estructura tan sumamente monosexista y opresora para ciertos grupos subalternizados, aunque esa opresión, a la cual me estoy refiriendo, soy consciente de que no siempre se produce de una manera intencionada ya que la hegemonía del poder transciende toda agencia humana.




martes, 21 de mayo de 2013

El lenguaje que utilizamos puede combatir o reforzar una opresión dependiendo de su empleo. Ten, por favor, en cuenta las siguientes pautas si quieres evitar un lenguaje que pueda resultar ofensivo, y por ende opresor, hacia las personas que se identifican como bisexuales.


1)   Si no te identificas como bisexual no intentes crear definiciones sobre bisexualidad.

2)   Si te identificas como bisexual no generalices tu definición de bisexualidad. Otras personas que se identifican como bisexuales pueden tener otra forma de entender la bisexualidad.

3)   No digas que la bisexualidad es más o menos compleja que la pansexualidad u otras orientaciones sexuales.

4)   No digas que “todo el mundo es bisexual” ni que “nadie es bisexual”, estás invisibilizando.

5)   No cuestiones la bisexualidad de ninguna persona que se identifique como bisexual.

6)   Entiende que la opresión no es solo directa, también puede ser indirecta y simbólica. La invisibilización de las identidades bisexuales es una forma de opresión.

7)   No pienses que las mujeres bisexuales son más o menos femeninas que las homosexuales o heterosexuales. Lo mismo vale para otros géneros. Separa orientación sexual de performatividad de género.

8)   No asumas que los hombres bisexuales tienen un tipo de relaciones sexuales con los hombres y otro diferente con otros géneros. Las formas que tenemos de entablar una relación afectivo, romántico sexual o tener sexo no depende ni de nuestro género ni de nuestra orientación sexual

9)   La monogamia/poliamoría y la bisexualidad son dos cosas muy diferentes que no se pueden comparar. Hay personas bisexuales que son monógamas y otras que son poliamorosas. Evita tonos apologéticos tipo “ bisexual, monógamx y orgullosx”, puedes estar de esta manera estigmatizando a otras personas bisexuales que eligen otra manera de entablar relaciones que la tuya.

10)  No creas que la “fobia” entendida en un contexto de orientación sexual tiene algo que ver con la fobia que se tiene por ejemplo hacia las arañas “aracnofobia” . Bifobia no es “miedo” a las personas bisexuales es  opresión hacia las personas bisexuales.

11)  Evita disquisiciones etimológicas para entender el significado “objetivo” e indiscutible de las palabras como indagar sobre la etimología de “fobia” o la etimología de “bi”.

12) Haz preguntas respetuosas y no invasivas si quieres saber algo en concreto de la orientación sexual de una persona bisexual. No esperes ni exijas una respuesta.

13)  Utiliza un lenguaje que incluya la realidad bisexual, por ejemplo usa el término monosexual para entender la bisexualidad desde una perspectiva independiente fuera de marcos hetero u homonormativos.

14)  No trates de entender la bisexualidad en términos cuantitativos utilizandos las identidades monosexuales como referente de base. Una persona bisexual es 100% bisexual

15) No generalices la experiencia de una persona bisexual. Si tienes conocidos bisexuales que dicen no sufrir bifobia eso no quiere decir que otras personas bisexuales no la sufran o que el monosexismo no exista.

16) Evita cosificar e instrumentalizar a las personas bisexuales. En un contexto LGTB no creas que las únicas identidades desglosables en géneros, razas, religiones, edades u otras características son las monosexuales mientras que la bisexualidad ya en sí representa alteridad. De esta manera estarás cosificando e instrumentalizando a la bisexualidad que es tan rica o pobre como cualquier otra identidad.

17)  No creas que por pertenecer a un grupo minorizado, en este caso bisexuales, se es necerariamente más abierto de mente, tolerante y respetuoso. Hay personas bisexuales que, por ejemplo, son bífobas y ejercen monosexismo.

18)  No utilices la invisibilización estructural que sufren las personas bisexuales para argumentar acerca de su “falta de opresión”.

19) No generalices, no hables de “los bisexuales, las bisexuales, les bisexuales sois”.

20)  Si la persona con la que estás teniendo una conversación te dice que es bisexual, puedes continuar perfectamente la conversación que estabais teniendo sin necesidad de parar el mundo para hacerle preguntas personales sobre su orientación sexual

21) No hagas outing de personas bisexuales que no quieren hacer pública su orientación sexual

22) La bisexualidad no es inherentemente nada, tampoco transfóbica. Respeta que hay personas transexuales que se identifican como bisexuales.

23) Bisexual puede referirse a muchas cosas. Si homosexual se refiere a una persona a la cual le atraen las personas que se identifican con su mismo género y heterosexual a una persona a la que le atraen las personas que se identifican con otro género, bisexual se refiere por ejemplo en esta línea a una persona a la que le atraen personas que se identifican con tanto su mismo género como con otros géneros.

24)   No intentes dar lecciones sobre bifobia si no te identificas como bisexual, no te apropies de simbología bisexual si no eres bisexual. Entiende cual es tu posición como aliadx y no avasalles.

25)  No creas que las personas bisexuales necesariamente tienen sexo con más de un género, o sienten atracción afectiva o romántica hacia más de un género . Se puede ser perfectamente bisexual y asexual hacia, por ejemplo, un género pero no hacia todos; aun así se es bisexual. Es decir una persona de género queer bisexual puede sentir atracción sexual hacia todos los géneros, pero atracción afectiva hacia uno solo.

26)   No pienses que la bisexualidad implica necesariamente una atracción genérica ( hacia dos géneros o más). Hay personas bisexuales a las cuales no les atraen los género sino otras cualidades de las personas.

27)  Evita decir que a las personas bisexuales lo que les importan son “solamente las personas” cuando estás hablando de atracción sexual. No generalices, hay muchas personas bisexuales para las cuales los géneros son un componente esencial de su atracción y no “las personas”.

28)   Entiende que hay personas bisexuales a las cuales les atraen dos géneros y no más. Estas personas no son ni peores ni mejores que aquellas personas a las que les atraen más de dos géneros ( o uno).

29)   Entiende que no todo el mundo comprende términos que son poco usados en el lenguaje cotidiano. Trata de entender las intenciones y el punto de vista de la persona en vez de acusarla de ejercer violencia si ves que no utiliza un lenguaje elitista como tu haces.

30)   Si una persona bisexual te dice que percibe violencia a través de tu lenguaje no empieces a discutir o argumentar si es cierto o no. La percepción violencia implica que ha habido violencia, muestra empatía y respeto.

31)   Si no te identificas como bisexual piénsatelo dos veces antes de decirle a una persona bisexual “ te entiendo perfectamente”, especialmente si hablas desde el privilegio monosexual

32)   Entiende que la opresión es una experiencia subjetiva basada en estructuras objetivas. No pienses que una opresión es más fuerte que otra en sí y trata de entender la imbricación o interseccionalidad a la cual son sometidas diferentes estructuras de poder. Por ejemplo, una persona que se identifica como “marica” si es de clase media, blanca, tiene un trabajo con bastante tiempo libre, es portadora de privilegios cisexuales, habla lenguas extranjeras, tiene una gran base de amigos y tiene un cuerpo con el cual no tiene muchas dificultades para ligar no está en absoluto más oprimida que una persona que se identifica como “bisexual” es de clase trabajadora, está en el paro, sufre racismo, no tiene muchxs amigxs o tiene un cuerpo por el cual gentuza lx señala por la calle.

33)   No utilices las teorías de Freud, Kinsey, etc para hablar de bisexualidad y definir la bisexualidad. No todas las personas bisexuales se sienten identificadas con tales teorías.

34)  No asimiles a la bisexualidad en una ecúmene LGTB. Si incluyes la B en LGTB que sea de una manera substancial y no meramente formal.

35)   No invisibilices la bisexualidad. Si hablas de personas LGTB no te refieras simplemente a “transexuales y homosexuales” o a “homofobia y transfobia”.

36)  Si eres homosexual no hagas bromas sobre genitales que identificas como femeninos a hombres bisexuales, no hagas bromas sobre genitales que identificas como masculinos a mujeres bisexuales y vice versa si eres heterosexual.

37) Si piensas que la bisexualidad es interesante, exótica o emocionante plantéate el nivel de ignorancia con el cual te expresas.

38) No todas las mujeres bisexuales quieren tener sexo contigo o con cualquier persona no todos los hombres bisexuales quieren tener sexo contigo o con cualquier persona, no todas las personas de género queer bisexuales quieren tener sexo contigo o con cualquier persona. No te apropies de nuestros cuerpos, no te apropies de nuestras sexualidades.

39) No presupongas que todas las personas en ambientes mononormativos ( ya sean dominados por heterosexuales o por homosexuales) son monosexuales.

40) Si no eres bisexual, intenta entender que tu presencia puede molestar en ambientes separatistas bisexuales.

41) Respeta que hay personas bisexuales que también se pueden identificar simultáneamente con etiquetas monosexuales tales como “bollo”.

42) Respeta que hay personas bisexuales que también se pueden identifica con otras etiquetas no monosexuales tales como pansexual o polysexual.

43) La bisexualidad y la pansexualidad no son necesariamente conceptos autoexcluyentes. Tanto las personas pansexuales como las personas bisexuales sufrimos las consecuencias del monosexismo.. Muchas de nosotras nos identificamos como bisexuales durante un periodo de nuestra vidas y como pansexuales otro. Especialmente si eres monosexual no instrumentalices la pansexualidad para atacar a la bisexualidad

44) Si eres monosexual y no “entiendes” lo que es la bisexualidad mira un poco por internet y edúcate. No es el problema de ninguna persona bisexual que entiendas o no entiendas la bisexualidad. Nunca esperes desde una posición privilegiada que las personas que no están en esa posición y sufren opresión tienen la obligación de educarte.

45) Tener “buenas intenciones” no es una condición suficiente para poder combatir efectivamente la opresión que sufrimos. Reconoce que el monosexismo es una estructura de poder y  que las personas monosexuales son porteadoras de privilegios monosexuales. Sé consciente de tus propios privilegios y el potencial peligro que pueden ejercer hacia otras personas por mala administración.

46) No te apropies de discursos identitarios ajenos, incluido el bisexual.

47) No vayas de amigx de la comunidad bisexual en espacios bisexuales mientras que en espacios monosexuales o en privado con personas monosexuales utilizas un lenguaje y emites unas opiniones de claro tinte bífobo. Un vocabulario respetuoso vale en todas las ocasiones.

48) Sé consciente de que la mayor parte de nuestra comunicación es no verbal. Evita un lenguaje no verbal agresivo y hostil cuando una persona bisexual habla de su orientación sexual.

49)  Las personas bisexuales pueden tener diferentes identidades de género. No asumas que todas las personas bisexuales son bisexuales.

50)  En general no presupongas, escucha, oberva y presta atención. Responsabilizate de tu propia ignorancia  o desconocimiento piensa en el lugar donde hablas desde que posición hablas y respeta el derecho de autodefinirse de toda identidad estigmatizada.

 Estos puntos son meramente orientativos y la lista se podrá alargar mucho más al añadir las experiencias de otras personas bisexuales en la misma. Gracias